Si bien el Universo nos ofrece el deleite de grandes maravillas como la
existencia de galaxias a distancia de años luz de la Tierra, no nos percatamos
de las grandes bendiciones existentes en la madre Tierra. La presencia de los
elementales son un gran ejemplo de ello. Pocos conocen la gran diversidad de
vida que existe en ella.
El Aire, agua (nieve y hielo), fuego, tierra, aire y éter albergan mucha vida que muy pocos
conocen. La gran mayoría solo relacionan
en ella la presencia de hadas, elfos, ondinas, y duendes. Sin embargo, hay
mucho más. Somos realmente tan ignorantes al no conocer nada acerca de ellos.
Los llamamos “Los Elementales “, pero son más significativos, y de gran
valor para la especie humana. Los arboles pertenecen al elemento Tierra, y nos
brindan alimentos ¿Qué haríamos sin
ellos? El agua se encuentra presente en los ríos, mares, y lago. El fuego nos
da calor, y nos ayuda a cocinar los alimentos. El aire nos ayuda a brindar energía
eólica a los molinos, y fuerza para navegar los buques. Sin embargo el éter
posee toda una comunidad invisible que los humanos no pueden ver. Todos estos
elementos están conectados unos con
otros, y mantienen equilibrio en el cosmos.
Sin embargo, yo no podría llamar elementales a toda esta vida porque dentro
de ella hay una raza que crea nueva vida proporcionando orden, y equilibrio a
nuestro querido planeta. Yo las llamo “Mis
queridas aves mágicas” porque son similares en su apariencia a las aves, pero
poseen su propia individualidad e inteligencia. Dirigen el nacimiento, crecimiento,
y vida de los nuevos miembros que se involucraran en la vida en la Tierra como
a los habitantes invisibles del Éter.
Sin embargo la pregunta significativa seria ¿De dónde vienen? ¿Por qué están
en nuestro planeta? ¿Han existido siempre? Hay que recordar que ellos son más
antiguos que la humanidad.
La pregunta sería ¿Se comunican con los humanos? Cabe decir que son muy
desconfiados ya que consideran que la humanidad no es sensible ni podría
respetar a su magnífica raza. En ocasiones, se comunican con ellos, pero son
muy selectivos, y cuando lo hacen es porque tienen algo que enseñarnos.
Tuve la fortuna de conocerlos, y toda vía sigo aprendiendo de ellos. Les
gusta cantar, bailar, danzar y armonizar
con colores todo aquello que se encuentra a nuestro entorno. Sin embargo
hay que respetarlos ya que son creadores de un sinfín de vida.
En el tiempo que he establecido contacto con ellos me han enseñado mucho.
Ellos son los guías de los nuevos “elementales “que se establecerán en la nueva
tierra. Llegan a través de portales, y mis queridas aves los incorporan en los árboles, plantas como en las otras
formas de vida.
Solecito es también su gran aliado, y cuando sus rayos se dirigen dirigen directamente a las plantas
se pueden percibir maravillas.
Ese es mi secreto. Pienso que es parte de las maravillas de la creación, de
la cual tanto desconocemos. Tal vez la humanidad algún día se encuentre
preparado para conocerlos, y no solo algunos pocos. Es un gran reto para este
siglo.