Dentro de nuestro universo hay muchas dimensiones, y realidades, más de las
cuales nos podemos imaginar. Entre todas ellas existía un planeta lleno de
esferas, y seres de luz de altas consciencias.
El planeta era iluminado por una gran estrella luminosa, y daba mayor energía
a los orbes. Era su fuente principal de vida, lo que llamaríamos un bello sol.
Entre todos ellos había uno alto de
color violeta, quien era muy amoroso, amable, y gentil porque cuidaba a todas
las esferas del Planeta, sin embargo ella no solo los cuidaba, también los custodiaban
los delfines, quienes tenían una red de luz energética sobre el planeta. Las
esferas no podían salir de esa realidad sin su permiso. Violeta tenía una bella
amiga de color verde esmeralda que se degradaba de diferentes tonos de acuerdo
a la vibración energética del Planeta.
Sin embargo había un orbe multicolor distinto a todas ellas. Era una esfera
exploradora. Siempre había soñado con recorrer otros mundos, inclusive los más
apartados del universo. Violeta lo sabía, y siempre le aconsejaba que los
delfines tenían sus razones para que no salieran de su realidad, ya que ellos sabían que algún día lo harían. Temían
por ellos porque algunas razas no comprenderían nunca su existencia.
Todas las esferas eran únicas porque se destacaban por su infinidad de colores. La había desde color
violeta hasta esferas doradas, y en ocasiones cuando se unían todas formaban un
bello arcoíris de luz.
Los delfines conocían el espíritu de cada orbe porque aunque Uds. no lo
crean ellas tienen consciencias, y por supuesto emociones, y algunos sueños.
Muchas eran amigas de la naturaleza,
otras protegían a las más jóvenes, y otras eran muy juguetonas. Era una
realidad muy equilibrada, y llena de luz.
El Universo es muy grande, y extenso con muchas realidades, más de las que el humano se puede imaginar.
Los delfines sabían de la existencia de la Tierra, y sabían que todavía su
nivel de consciencia no era tan alto como el planeta de las esferas, y de otras
dimensiones, pero también sabían, que la
Tierra estaba destinada a vibrar en luz, y ese tiempo llegaría, y entonces
iluminarían todo el universo convirtiendo todo en un vasto mundo de luz porque
todo está conectado por una línea energética de luz.
El planeta llegaría a ser poblado a los que llamabas humanos. Ellos eran
creadores de realidades, y de sus deseos personales, eran distintos a los otras
civilizaciones del universo. Sin embargo no tenían idea de los dones que tenían,
y de sus propias capacidades.
Los delfines tenían mucha esperanza en la evolución de la Tierra. Primero
llegaría el reino vegetal, y los creadores de mundos. Después llegarían los
humanos, pero de ellos dependería su progreso o su atraso. Todo eso lo sabían
los delfines, y por ello se comunicaban con sus hermanas “Las ballenas”,
quienes vigilaban a la Tierra desde el espacio.
Sin embargo, el orbe multicolor era muy curioso. Se conocía todo el planeta
de extremo a extremo. Sabía dónde se encontraban los lagos violetas, como los otros seres de luz. Eran altos como
violeta, y de una multitud de colores, asimismo disfrutaban de la presencia de los árboles.
Los cuidaban con mucho amor, y a veces se transformaban en pequeños orbes de
colores dentro de los árboles para iluminarlos.
Él era muy amigo de ellos, estos le hablaban de todo el universo, y del
tipo de vida que existía en cada
realidad. Sin embargo no les contaban del nivel de consciencia que había en
cada constelación.
De todos modos, esto avivo la curiosidad de nuestro amigo multicolor.
Entonces pensó en pedirle permiso a Violeta para viajar. Ella era el puente
para hablar con los delfines, y convencerlos.
Un día se entusiasmó tanto que decidió comunicarse con Violeta. Ella lo
escucho detenidamente.
-Te daré una oportunidad, pero no puedes viajar al planeta Tierra-
-¿Por qué?-
-Ellos son muy importantes, pero son otra forma de vida, y si llegas
dependiendo de la línea temporal te convertiríamos en humano-
-Te obedeceré-
-No te quiero dejar solo- dijo Violeta.
-No te preocupes-
-En el universo hay muchas líneas temporales. Podrías perderte sin darte
cuenta-
-Podría acompañarme-
-Si te vas ahora, no poder hacerlo-
Sin embargo, nuestro joven amigo
pidió permiso a los Delfines. Ellos sabían que su naturaleza tenía que ser
respetada, así que le dieron permiso. Nuestro amigo viajo por muchos mundos, y
siempre volvía. Sabia de un mundo joven, que tenía curiosidad por visitar, sin
embargo no sabía cuál era.
Le dijo a su amigo violeta que quería ir visitar ese sistema solar. Violeta se dio cuenta inmediata de sus intenciones.
-No te vamos a abandonar nunca-
-Pues dile a Esmeralda que venga también, y a nuestros propios amigos.
-No todos pueden venir-
Los delfines le dieron permiso, pero con cierta tristeza porque sabían cuál
sería su destino.
Siempre estaremos contigo aunque no sientas
nuestra presencia.
-Yo jamás los olvidare-
-No nos reconocerás hasta que el planeta cambie su energía-
-No te entiendo-
-Lo sabrás con el tiempo-
-Así fue que nuestro joven multicolor llego a la Tierra, convirtiéndose
inmediatamente en un humano. El no entendía porque era diferente. Era sensible
ante la naturaleza, y le gustaban mucho los animales. No era tan agresivo como
muchos de ellos, y sentía el dolor de las demás formas de vida. Sin embargo
durante su vida enseño a muchos a
sembrar, amar la naturaleza, y a cuidar a los animales mostrándoles que todos ellos sentían, no solo los humanos
tenían esa dicha. Eso lo comprendieron, especialmente los niños que se convertirían
después en hombres, y mujeres de cambio radical para la Joven Tierra. Vivió
tiempos de guerra, y de paz hasta que llego el tiempo del cambio de la nueva
Tierra. Todo eso lo presencio. El descubrió que podía saltar las líneas de
tiempo en diferentes épocas de la tierra. Era uno de sus dones, y estuvo
presente ante el primer despertar de la humanidad, que fue traumático para
muchos. Y entonces, fue cuando empezó a percibir los orbes, incluso habían tres
que no se apartaban de él. Los llamo: “Violeta
“, “Esmeralda”, y al otro purpura. Sentía que eran sus amigos, y que lo
protegían, lo cual era cierto.
En ese tiempo empezaron a llegar más por el sol. Le parecía tan bellos
porque muchos de ellos venían con una infinidad de colores. Muchos humanos los
empezaron a percibir, pero no sabían de donde venían. Eran parte de todo el cambio que estaba
ocurriendo en la Tierra.
Le gusto esa línea de tiempo, y se quedó allí. Se hizo amigo de los orbes,
especialmente de aquellos que lo protegían siempre sin saber que procedía de su misma realidad.
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