viernes, 16 de agosto de 2019

Viaje al planeta azul






Orión realizo un sin fin de viajes con sus amigas interplanetarias. Se compenetraron tanto en sus travesías que ya el muchacho las entendía perfectamente. Se había construido un puente maravilloso entre ellos.
Orión aprendió a conocer a Purpura. Era un maravilloso rectángulo con un gran instinto de protección. No se apartaba del cuándo sospechaba que había un peligro cerca  Su color lo delataba. Cuando estaba más preocupado por la seguridad del muchacho su color violeta se acentuaba más. A veces el muchacho se preguntaba de donde vendría ese maravilloso ser de colores, pero lo importante es que disfrutaba mucho de su compañía.

Orión aprendió tanto de ellos y de las visitas a diferentes Universos. Algunos eran áridos y gélidos, otros se vestían de deslumbrante belleza vistiéndose con un sinfín de colores y paisajes naturales y otros simplemente eran marinos y con una deslumbrante vida en él.  Todos tenían algo en común. La comprensión, amor y lazos de afecto entre todos los seres vivos.

Lo mejor de todo que sus padres no se percataban de que pasaba tanto tiempo viajando porque el tiempo en su planeta era distinto a la frecuencia de sus viajes. Orión lo tomaba como una ventaja. Había desarrollado el hábito de escribir un diario estelar. Es cierto, tenía la referencia estelar que le había dado Escarlata pero no era lo mismo escribir las experiencias en un libro. Tal vez algún día se lo ensenaría a otros para compartir sus experiencias.

Sin embargo Orión sentía una increíble curiosidad por conocer el joven planeta azul. Sabía que se encontraba muy lejos así se encontraba descrito en el mapa estelar que le había dejado Escarlata pero también era uno de los más inseguros ¿Por qué seria? Había que atravesar muchos Universos para llegar a él.  Se encontraba en una lejana galaxia iluminado por un radiante sol y una extraña Luna. No era como la suya que era llena de luz y de brillantes colores. En cambio esta era opaca y pálida. Pareciera que no tuviese ningún tipo de vida.

Escarlata y Marfil nunca se habían comunicado Telepáticamente con el hasta que decidieron hacerlo.
Una noche mientras dormía sintió una voz en su cabeza.
-Soy Púrpura. Tenemos que comunicarte de algo importante. Te hemos acompañado en todos los viajes pero ese planeta azul no es como los otros. Sé que quieres ir pero tenemos que advertirte. Es un planeta joven. Y el ambiente es muy denso y sus habitantes desconocen totalmente el verdadero significado de la magia tal como existe en tu corazón. Tiene grandes bendiciones. Paisajes extraordinarios. Una vida diversa en diferentes ambientes pero hay mucha violencia y apenas están aprendiendo a conocer su luz. Es un mundo que está cambiando por lo que hay todo tipo de vibraciones pero lo que los pierde es el miedo y otras densidades que se encuentran en su corazón. Muchos de nuestros hermanos estelares los están ayudando para que vean la vida con otra luz. No va ser rápido el cambio porque se han acostumbrado a vivir de esa manera por muchos años. Marfil y yo te queremos mucho. Eres como nuestro hermano. No soportaríamos que te pasara algo si viajases allá.
-Querido Hermanito. Soy Marfil. Te amo más de lo que tú te imaginas. Has iluminado y dado alegría a nuestra vida. No solo eres un compañero de viajes.  Eres algo más significativo para nosotros. Acuérdate que todos somos una familia cósmica. Solo tengo que advertirte que si decides viajar a Gaia, así la llaman sus habitantes no puedes permanecer mucho tiempo. Su densidad y energía es otra, y se dificultaría volver y lo peor es que te olvidarías de todo lo que has vivido y al hogar al que perteneces, pero es tu decisión. Nunca te dejaremos solo. Eso tenlo por seguro. Nosotros si podemos entrar por el portal que trae su sol pero tu caso es distinto.  Mis hermanos estelares tienen esperanza en esa humanidad. Son seres magníficos pero no lo han descubierto. Son amorosos, generosos y un bello potencial de convivencia pero son muchos siglos conviviendo con otras densidades.  No es fácil para ellos tampoco. Por eso razón muchos hermanos de las estrellas han decidido nacer allí para ayudar. Y es un trabajo arduo para ellos.

Orión se despertó sobresaltado. ¿Sería verdad todo eso? Había oído que existen otros planetas que eran más densos y no conocían la magia del amor y se habían olvidado de sus sueños.  ¿Sería ese el caso de ese pequeño planeta? Tal vez es mejor que investigue y me asesore un poco más a través de la información que me dejo Escarlata, pero ella no le dejo mucha información de él. Solo explicaba que era uno de los planetas más inseguros. Se necesitaba un alma muy noble para sobrevivir allí y no olvidar su verdadera esencia.

Sin embargo con el tiempo, Orión empezó a sentir una conexión con ese planeta. No entendía el porqué. Era muy extraño. El no podría renunciar a todo lo que amaba del suyo. A su familia, a los amables Unicornios, a los ancestrales dragones, y a los gentiles arboles del bosque dorado como a toda la magia que existía en su mundo.

Purpura y Marfil sospechaba que el muchacho estaba decidido a visitar a Gaia. Ambos querían mantenerlo seguro, pero el chico era aventurero, curioso, y ávido por vivir experiencias como todo joven de su edad. Eso lo entendían perfectamente pero también sabían que ese viaje tenía muchos riesgos. No hubo manera de convencerlo de no ir. Era como si fuese parte de su destino y el sentía la necesidad de visitar a ese planeta así que decidieron apoyarlo y se prometieron que independiente de las circunstancias nunca lo abandonarían. Total, Orión  era su hermano estelar y  lo protegerían siempre.

Los días pasaban y Marfil como Purpura siempre visitaban a Orión y a su familia. Ya sus padres los conocían bien y sentían que había una conexión linda entre esos seres y su hijo. Tenían que se Orión se fuese lejos y no volviera. Sabía que esos viajes interestelares corrían riesgos pero le respetaban la decisión a su hijo. La vida es para experimentarla y vivirla.
Un buen día Purpura le comunico al muchacho  que lo acompañarían a Gaia a pesar de ser un viaje riesgoso y turbulento ya que era necesario atravesar varios Universos por ello prepararon al muchacho.
-¿Qué llevas allí?- le pregunto Marfil curioso.
-Es mi diario. Escribo todo lo que experimento en mis viajes-
-Me parece fantástico. Así registras lo que percibes y además en el futuro puedes compartirlo con otros. Acuérdate que somos una gran familia. “Amar es compartir”- le comunico mentalmente Marfil.
-Antes de ir al viaje tienes que respirar profundamente. Recordar siempre esa maravillosa magia que hay en tu corazón porque al entrar a la atmosfera terrestre  puedes olvidarlo. Tienes que ser muy fuerte, y si eso ocurre recuerda que el amor, la fe y la luz atraviesa cualquier densidad pero nunca te olvides que siempre estaremos contigo- le comunico tristemente Purpura.
-Gracias amigas. Lo tendré presente- dijo entusiasmado Orión.

Al día siguiente cuando llegaron los primeros rayos del sol aparecieron alegremente Marfil y Purpura saludando con bellas melodías a todos los que se encontraban alrededor de ellos.
-Veo que están muy contentas- dijo Orión.
-Si. Va ser un viaje de grandes retos- dijo Marfil brincando y deslizando por el aire.
-¿Estás preparado? Ya sabes respira profundo y piensa en las estrellas que te brinda tu hermosa luna o en cualquier pensamiento que ilumina tu corazón-
Orión respiro profundo y pensó en sus queridos Unicornios y en todos los habitantes del bosque dorado y ese pensamiento lo lleno de amor y amistad y fue así como empezó su viaje a Gaia.
Marfil tenía razón.  Eran muchos universos. Fue necesario pasar varios túneles energéticos de mucha vibración. Al salir del último túnel atravesaron una gran red que cubría su luna hasta llegar al hermoso planeta azul. El sentía que el corazón le palpitaba con fuerza y se sintió débil al entrar a la atmosfera de Gaia. Se encontraba muy aturdido. Aterrizo en una tibia arena cerca de un hermoso mar azul.
-Menos mal que traje estos alimentos energéticos. ¿Por qué hace tanto calor?- dijo Orión.
-Ese es el clima de la Tierra. Te encuentras cerca del mar-
Orión se percató que sus bellas estrellas que adornaban su cabellera iban perdiendo su luz hasta desaparecer.
¿Por qué desaparecen?- pregunto con tristeza.
Recuerda que te encuentras con otra densidad en donde la magia no existe y muy pocos creen en ella.
Orión comprendió y decidió investigar y pudo divisar bellas aves en el aire.
-¿Qué son? Son hermosísimas-
La llaman gaviotas. Hay muchas cerca del mar- respondió alegremente Purpura.
El muchacho estaba disfrutando su viaje. Toco ligeramente las aguas del mar y la sintió tibia. Le encanto la sensación. Como era muy temprano varios peces le tocaron rápidamente los pies y siguieron nadando rápidamente por el mar. De repente sintió una voz humana. Cantaba una hermosa melodía. A pesar de que el muchacho se sentía muy cansado decidió averiguar de dónde  provenía ese hermoso canto.
-Ten cuidado Orión. No trates de hacer contacto con los terrestres-
Era una hermosa muchacha con una cabellera rubia como los rayos del sol. Caminaba danzando al sentir los rayos del sol.  La chica lo vio ligeramente a la distancia y sus ojos se encontraron.
-Parece inofensiva y además es muy bonita. Voy acercarme-
Orión sin escuchar los consejos de sus amigas se acercó a la muchacha y ella sorprendida se alejó unos metros.
-¿Quién eres? No eres de por aquí verdad- dijo la muchacha
El muchacho no entendía muy bien lo que decía y estaba cansado y pasó lo inevitable. Orión se desmayó tendido cuan largo en la arena.
Sin embargo paso lo inexplicable. La muchacha se acercó sigilosamente. Independiente del tono extraño de su piel. Trato de ayudarlo y le ofreció agua fresca. Trato de reanimarlo varias veces así que agarro un poco de agua marina y se la echo en su rostro.
Orión se fue reanimando gradualmente y fue bebiendo del agua que le dio la muchacha.
-Gracias- dijo
Al parecer la muchacha no le entendía
Pareces que vienes de muy lejos. Tienes que tener cuidado. Si te ven las otras personas te pueden hacer daño.
Purpura y Marfil se acercó al muchacho. Se daban cuenta que había una conexión entre los dos. Tenemos que ayudarlo a que se comunique con los humanos.

Lo extraño de toda la situación es que la muchacha no le tenía miedo a Orión por sus cualidades físicas. Parecía que disfrutaba mucho de su compañía. Le tomo la mano y lo invito a darse un chapuzón en el mar.
El muchacho estaba medio aturdido pero lo disfruto muchísimo. El agua del mar era tibia y agradable. Se quitó sus sandalias para  meterse en el mar. Estuvieron horas en la playa pero Orión se empezó a sentir mal. Le dolía la cabeza y se sentía mareado.
Marfil observaba todo a la distancia. Ya el muchacho empezaba a sentir los síntomas del cambio de vibración. La muchacha se dio cuenta y lo saco del mar.
-Está muy débil. Te llevare a mi casa. Mi padre viene generalmente en la noche ya que  llega de pescar y mi madre falleció hace anos.
Orión decidió acompañarla. Purpura y Marfil no se apartaba de él. De todos modos la muchacha no podía verlos.
Era una casa humilde construida cerca del mar. El jardín tenía una siembra árboles frutales que desconocía. La muchacha lo llevo a la puerta de la casa y lo obligo a sentarse en una silla para que descansara.
-Te voy a traer agua y frutas. Eso te reanimara- dijo ella.
Orión tomo agua con avidez y probó poco a poco las frutas. Eran ligeramente dulces.
El muchacho no entendía porque se sentía tan aturdido y cansado. Las frutas y el agua lo hicieron sentir mejor. Orión era muy inteligente y aprendió a comprender su lenguaje rápidamente y a las dos  horas pudo emitir las primeras palabras.
¿Cómo te llamas?-
-María-
-Yo soy Orión –
-Te queda bien por esas estrellas que en ocasiones te brillan en tu cabellera-
-Creía que habían desaparecido todas- dijo riéndose.
-Es muy extraño todo. De por si no eres común-

Mi padre viene tarde en la noche  Tienes que marcharte. No todos los humanos son receptivos pero puedes quedarte en la buhardilla. Nadie entrara allí excepto yo claro- dijo riéndose.
Orión busco su cuaderno. Lo tenía todavía guardado en su bolso. Tenía que registrarlo todo porque estaba empezando porque no podía olvidar sus experiencias de su vida en su hogar.
Purpura y Marfil se dieron cuenta que Orión se estaba debilitando. Pronto olvidaría del hogar del cual provenía. Sin embargo el tono de su piel y sus escritos lo ayudarían a recordar. Orión disfrutaba mucho de la compañía de María. Era una muchacha muy gentil, servicial y de gran corazón. Orión se dio cuenta que fue oscureciendo. No tenía fuerzas para viajar de regreso a su casa. Había pasado lo inevitable pero no se arrepintió. La muchacha lo llevo a la buhardilla. Era una habitación modesta. Había un pequeño colchón donde podía recostarse. Tenía mucho sueno y estaba muy cansado Se acostó y quedo profundamente dormido.

Purpura y Marfil vigilaba su sueño para que descansara bien.
Orión despertó con mucha energía. María le había dejado frutas y un jugo en su habitación para que desayunase. Se oían ruidos en el comedor. Era el  padre de la muchacha. Sabía que no debía salir porque su piel verde esmeralda lo delataría  El muchacho se comió las frutas y se puso a escribir en su diario. Escribía lo que recordaba. Estaba olvidando pero le venían imágenes de dragones, Unicornios, un bello bosque dorado y unos fantásticos seres estelares. Todo lo escribía porque sabía que le costaría recordarlo.

Purpura y Marfil no se apartaba de él. El si las reconocía. Las saludo al amanecer  mientras ellas se deslizaban por su habitación. Escuchaba sus sonidos musicales pero ya no podía comunicarse con ellas en la misma forma como lo hacía anteriormente, pero su corazón decía que su existía un lazo muy fuerte entre ellos así las trataba con mucho cariño.

Todas las mañanas, Orión  paseaba con María por la playa. A él le encantaba visualizar a sus hermanas estelares. Aparecían con los primeros rayos del sol. Se podían deslumbrar en cada amanecer al entrar en contacto esa energía con las hermosas palmeras. Purpura y Marfil veía como florecía un bello romance entre los dos.

Con el tiempo el tono verde esmeralda de la piel de Orión fue cambiando de color hasta convertirse en el tono de color que tenían los humanos. Paralelamente él iba olvidando cada vez más su hogar y los otros universos. Sin embargo se conectaba positivamente con los primeros rayos del sol y saludaba siempre a Purpura y Marfil. Las quería muchísimo y sobre todo cuando emitían esas bellas melodías.
María observaba esa conducta de su amigo.
-¿Con quién hablas? –Solo estamos los dos-
-No estamos solos. Hay millones de seres con nosotros. Son amables, curiosos y nos protegen-
-¿Quiénes son?-
-Son seres que vienen más allá de las estrellas y los visitan todos los días pero muchos no se percatan-
-Nunca te he preguntado. ¿De dónde vienes?-
-Lo he olvidado. La atmosfera de este planeta me ha hecho olvidar muchas cosas. Por eso escribo todo en mi diario para recordarme. Solo recibo imágenes. Me imagino que son recuerdos-
-Algún día me lo puedes leer. Me encantaría escucharlo-
-Por supuesto-
El tiempo pasó y Orión decidió ayudar a María en su casa. En sus paseos por las playas encontraba cristales de cuarzo y hacia adornos con ellos y se los daba a María para que los vendiera.-
-Eres muy hábil con las manos. No sabía que había tanto cristales y formas rocosas en las playas-
-Y los cuarzos se visten de muchos colores al entrar en contacto el sol. Deberías verlo- dijo
Orión le fue enseñando a María todo lo que sabía y también le hablo un día de sus amigas estelares
-Qué maravilla. Hay magia en todos lados-
-Exactamente María. Magia y bendiciones. No debemos olvidarlo-

Con el tiempo surgió el amor entre los dos y ambos se casaron y formaron un hogar.
El padre de maría lo llego a respetar y querer mucho a pesar de sus peculiaridades. A veces le parecía ver en los días soleados que tenía estrellas en su cabellera pero pensaba que era producto de su imaginación.
Orión no dejo de escribir y publicó historias acerca de sus recuerdos en donde la magia y el amor eran protagonistas.  Así lo quería recordar. Provenía de un hogar en donde el amor y la magia eran común y personajes mitológicos y ancestrales convivían juntos. Y estaba seguro que este bello planeta se convertiría con el tiempo en algo parecido.  Tenía fe en la humanidad.

martes, 13 de agosto de 2019

LAS VIAJES DE ORIÓN CON SUS AMIGAS INTERPLANETARIAS





Más allá  de múltiples Universos y una bella Galaxia diseñada con escarcha y magnánima  de colores pasteles existe un pequeño planeta lleno de magia, luz, amor, color y vibrantes sonidos.
 El planeta se encuentra rodeada de una capa de red cristalina de colores y es iluminado por dos soles brillantes y una luna que le bendice con  un sinfín de estrellas relucientes  de color verde esmeralda. Cada amanecer es radiante. Los dos soles iluminan con sus bellas energías permitiendo que muchos seres de luz provenientes del otro lado de la galaxia entren al planeta vistiendo el paisaje con diversidad de esferas y figuras geométricas  de llamativos colores. Ellos no tienen rasgos humanoides pero su luz y amor proporcionan gran alegría a todos sus habitantes.

Geográficamente, el planeta tenía muchas bendiciones. Cerca de la ciudad hay un lago  de color violeta rodeado de cristales de colores con el fin de brindarle protección y mayor energía. Lo custodiaba un amable dragón de color verde esmeralda que celosamente cuidaba los peces  y las  algas vivaces que habitaban en él.

Púrpura era un bello rectángulo de color lila escarchada y Marfil una encantadora esfera proveniente  de otra dimensión. Ellas eran inseparables. Siempre estaban juntas y estaban unidas por un profundo lazo de amor. Ambas eran incansables viajeras pero querían compartir sus experiencias con alguien más.

Orión era un joven de piel verde esmeralda con bellas estrellas en su cabellera. Le encantaba tomar las estrellas de colores que provenían de la luna decorando su cabello coquetamente. Le fascinaba presenciar la visita de esos seres que provenían del otro lado del sol. Lo que más les encantaba era como se desplazaban al llegar los primeros rayos del sol visitando todas las casas y familias. Todo el mundo estaba acostumbrado. Los esperaban con una bella sonrisa para saludarlos bien temprano en la mañana.  El muchacho siempre sintió curiosidad por saber de dónde vendrían.  Lo que si estaba seguro es que eran viajeros interestelares.  En secreto, el soñaba en viajar a otros lugares del universo pero no sabía cómo. Su planeta no había diseñado nunca naves espaciales. A nadie le interesaba recorrer otros mundos. 

Realmente su vida era muy feliz. Tenía una bella familia. Unos padres que lo querían mucho y jamás habían sufrido ningún tipo de carencias. Los alimentos los cultivaban en el bosque dorado. Era mágico y todo lo que se sembraba con amor producía una cosecha impresionante. Los animales que habitaban en el bosque dorado eran ancestrales. Había una familia de Unicornios que siempre visitaba. Él les ofrecía sus mejores  zanahorias y ellos les contaban acerca de los secretos de su magia. Los dragones purpuras también era uno de sus favoritos. Eran inmensas criaturas con un gran corazón y un alma noble. Cuando nacía un nuevo dragón en la familia se celebraba en grande. Estos animales eran muy golosos. Les encantaba las frutas silvestre del bosque y siempre después de saludar a sus amigos los Unicornios iba a visitar a los dragones purpura. Lo que pocos sabían era que estas bellas criaturas eran tele patas y podían leer la mente de los demás. Y fue así como Orión tuvo que revelar sus más íntimos anhelos.

Un día su madre le comunicó que Escarlata había enfermado. Ella era uno de los dragones más antiguos del bosque dorado. Si fallecía se perdería toda su sabiduría y magia. Orión no perdió tiempo y se dirigió hacia las profundidades del bosque hasta llegar cerca de su cueva. Desde afuera se le escuchaba una tos  muy fuerte. Cuando Orión lo vio estaba estupefacto. La pobre criatura había perdido casi todo su color escarlata. Eso era muy grave en los dragones.
El muchacho  había sido muy amigo de los dragones por mucho tiempo y sabía que esas dificultades respiratorias podían ser mortales en ellos. Orión la acaricio gentilmente brindándole calor con las estrellas de su cabello y le prometió que la ayudaría pero tendría que actuar rápido.

El muchacho no perdió tiempo. Se dirigió rápidamente a las afueras del bosque dorado. Allí pastaban unos amables Unicornios y les relato todo lo sucedido. Quería ayudar a Escarlata en cualquier forma.
Un pequeño Unicornio se le acerco y lo invito a que le tocara gentilmente su cuerno. El cuerno del pequeño era suave y de un color azul marino escarchado y al tocarlo sintió que una red de información le llegaba a la cabeza acerca de curaciones para todo tipo de criaturas.
-Gracias pequeño – le dijo gentilmente acariciándolo brindándolo como gratitud varias zanahorias frescas.

No perdió tiempo. Se dirigió corriendo a la parte alta del bosque. Era frio y húmedo pero tenía  que encontrar esa planta. Las hojas de la planta iban a curar a Escarlata. ¿Dónde las podría encontrar? Busco entre las imágenes que le había dado el unicornio y allí la encontró. Era una planta de gran tamaño  de hojas color verde aceituna con motas doradas. Le pidió permiso para tomar una de sus hojas y el árbol gentilmente  le dio una de sus hojas. Orion lo abrazo dándole las gracias y acariciando suavemente su tronco. Ya era casi mediodía. Tenía que descansar un rato. Tomo un poco de agua de su cantimplora y se dirigió rápidamente a la cueva de Escarlata. No le tomo mucho tiempo ya que estaba muy familiarizado con la geografía del bosque.
Al entrar a la cueva le dio las hojas a Escarlata.
-Comételas lentamente para que tu estomago lo pueda digerir- le dijo gentilmente Oreo a Escarlata.
La criatura se lo comió  y decidió reposar para descansar. La tos la había puesto muy débil.
-Me puedo quedar esta noche cuidando a Escarlata vigilando que se coma las hojas – dijo Orión a una pequeña dragona.
La criatura se le acerco  y lo toco al muchacho suavemente con la frente.
Así eran los dragones. Amorosos, gentiles y agradecidos. No hablaban  mucho. Se comunicaban energéticamente con su cuerpo con todas las criaturas.

Orión acompañó a Escarlata toda la noche. Le dio de beber agua cuando le daban los ataques de tos acariciándola con gentileza.  A mitad de la noche la tos fue bajando, y pacientemente le fue dando todas las hojas que tenía en la mano. Ya al amanecer  Escarlata tenía mejor color. Estaba radiante. El muchacho estaba estupefacto. Realmente las hojas eran mágicas y sanadoras.
No solo Escarlata se encontraba más sana sino que brillaban con una peculiar luz dorada.
-Estas muy guapa- le dijo sonriendo Orión.
Todos los demás dragones se acercaron y rodearon a la criatura con sus alas. Estaban muy contentas de que estuvieran sana otra vez. Oreon no quería interrumpirles ese momento de intimidad así que dispuso a irse.
-¿Te vas tan pronto? Quiero hacerte un regalo- dijo Escarlata
-¡Regalo!-
-Te estoy muy agradecida. Voy apoyarte para que conviertas ese maravilloso sueño que has tejido en lo más profundo de tu alma en realidad-
-¿De qué hablas? Te ayude con todo el amor del mundo. Me hace feliz que te encuentres sana otra vez-
-No te hagas el tonto. Sé que anhelas viajar a otros mundos. Te puedo ayudar. Acércate-
El muchacho se acercó y la dragona le toco gentilmente la frente. Solo tienes que buscar a Purpura y Marfil. Ellas te ayudaran-
En su cabeza apareció todo un mapa estelar de muchos Universos. Estaba impresionado. No sabía que el Cosmos era tan grande.
-Muchas gracias Escarlata-
-Utiliza el conocimiento que te di sabiamente. Hay lugares del universo que son más peligrosos que otros., así que ten cuidado.

Un montón de imágenes aparecían en la cabeza de Orión. El muchacho se tuvo que sentarse para  coordinarse bien mentalmente. Tenía mucha información.  A la media hora se levantó  y se despidió gentilmente de la familia de dragones. Ellos se sentían muy felices. Tenían a su abuela sana otra vez.
Fueron horas caminando hasta que llego a la ciudad. Estaba agotado. Al llegar a su casa saludo a su madre y se acostó.
Al levantarse, la familia lo esperaba con muchas preguntas.
-¿Cómo te fue? ¿Curaste a Escarlata?- pregunto su madre.
-Si- respondiendo con una gran sonrisa.
-Tienes una mirada brillante en tus ojos ¿Qué te paso?- dijo su hermana
- Orión, Tienes dos estrellas en los ojos. Mírate- Mostrándole un espejo.
-Nunca me lo había visto ¿Estaré enfermo?-
-No seas tontín. Ese es un regalo de Escarlata. Alguna información te dio- dijo su padre
-Si. Me dio un bello regalo y también me aconsejo que lo usará con sabiduría-
-Te felicito. Eso no es frecuente. Dicen que los dragones pueden ver los anhelos más profundos de cada alma. Algo percibió en ti- dijo su padre pensativo.
-Me enseñó como viajar por el universo-
-¿Viajar? ¿Para qué? Todo es seguro y hermoso aquí-
-Es cierto, pero yo siempre he soñado viajar pero no sabía cómo. Solo tengo que buscar a Purpura y Marfil-
-¿Quiénes son? No las conozco- pregunto su hermana.
-Son las viajeras Interestelares que vienen cada mañana-
-¿Cómo vas a viajar con ellas? Ellas vienen siempre por un portal y su estructura física es distinta a la tuya- dijo su madre preocupada.
- Eso lo tengo que averiguar- dijo el muchacho pensativo.
El resto del día Orión compartió con su familia contándole sobre sus aventuras en el Bosque Dorado y  de cómo compartió con los Unicornios y como curo a Escarlata.
Todos estaban muy contentos. Orión había logrado curar a la dragona más vieja del Bosque dorado. Eso era un gran logro.
El muchacho no pudo dormir casi toda la noche. Miles de imágenes le venían a la cabeza. Se veía viajando en diferentes universos. No estaba solo tenía dos grandes amigas pero no distinguía en su sueño quienes eran. Se levantó temprano en la mañana esperando ansiosamente que llegaran las hijas del sol.

Ese día vinieron muchos visitantes a su hogar. Orión no sabía cómo eran Marfil y Purpura. Y si les  preguntaba  a las esferas. Ellas se comunicaban con tonos musicales entre ellas. ¿Cómo les hablaría?
Cuando llegaron a su casa con los primeros rayos del sol. Orión las saludo mentalmente con gentileza y les pregunto si conocían a Escarlata y a Marfil. Todo ocurrió muy rápido. En un abrir y cerrar de ojos se encontraban frente a él un simpático rectángulo morado y un bello orbe de color blanco. El pequeño orbe le toco gentilmente la cabeza y se dio cuenta de que ya habían encontrado su nuevo compañero de viajes.
Solo había un problema. ¿Cómo se comunicaría con esos seres? Entonces se le ocurrió una idea. Su padre le había regalado una filarmónica y si se comunicaba con ellos con música ¿Qué pasaría?
El muchacho busco la filarmónica deseando desde lo más profundo de su ser que no se fuesen y empezó a tocar la filarmónica. Purpura se desplazaba por todos lados y la orbe lo acompañaba. Pareciera que bailasen en el aire. Al parar de tocar la melodía, el orbe se detuve cerca de él y lo toco haciéndole cosquillas en la cabeza. Entonces, el muchacho comprendió que se quería comunicar con él.

Sabía que estos seres nos visitaban diariamente pero nadie había podido tener alguna comunicación con ellos. Simplemente los recibían con mucha alegría respetando siempre sus presencias  y sus formas tan singulares. Sería la primera vez. ¿Sera que Escarlata le habrá proporcionado información de cómo comunicarse con ellas? Sería una gran ayuda.
Sabía que  Escarlata le había proporcionado un buena dosis de información acerca del Cosmos pero le había indicado en cómo comunicarse con seres de otras dimensiones.  Todavía no lo encontraba. Purpura adivino lo que quería hacer el muchacho y empezó a emitir sonidos musicales. Y la pequeña Orbe emitía otros. El muchacho sabía algo de música y fue descubriendo claves de comunicación para entenderse con esos maravillosos seres.
Al final del día ya se habían comunicado. Purpura y Marfil lo había aceptado como compañero para sus viajes interespaciales  y además les gustaba que tenían la ventaja de que el muchacho tenía una carta cósmica en su mente en como guiarse por los universos.
Sin embargo, Orión tenía una duda. ¿Cómo viajaría él? Él tenía un cuerpo diferente al de ellos. Purpura se le acerco y entono una hermosa melodía. Entonces comprendió. No había necesidad de pasar por puertas estelares. Solo tenía que cerrar los ojos, buscar mentalmente el sitio que querían visitar y su viaje cósmico se iniciaría.
El muchacho estaba emocionado. No veía el día de viajar. El orbe le toco ligeramente la cabeza y le dio entender cariñosamente que mañana vendrían. Orión se encontraba muy contento y le toco con su filarmónica una de sus mejores melodías. Era una melodía con tonos suaves y pausados con una chispa de alegría al final. Purpura y Marfil les encanto porque bailaron por los aires con gran entusiasmo.

Orión sabía que su familia no se opondría. Así que espero ansiosamente hasta el día de mañana. Al día siguiente  cuando llegaron los primeros rayos de sol llegaron sus amigas. Él estaba preparado. Tenía su filarmónica para comunicarse con ellas. Solo tendría que localizar un sitio en el Cosmos. Eligio un Planeta gélido  con brillantes colores iluminado con un radiante sol. No se encontraba muy lejos de su galaxia. Purpura y Marfil lo acompañaron. Pensó fuertemente en el planeta y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba allí.  Realmente era un planeta frio pero tenía unos paisajes fabulosos. El mar era de color violeta y la arena era de color crema escarchada. No había visto ningún tipo de vida todavía. 

La bahía se encontraba rodeada de montañas con árboles de color azulado. Apenas se escuchaban algunos pájaros.  ¿Sera que no había otro tipo de vida allí? La pequeña orbe se acercó a la arena y allí Orión pudo descubrió que había estrellitas doradas que caminaban por la orilla del mar. ¡Qué bello! Esto era increíble. Pudo divisar aves en el cielo de colores tan variados y de gran diversidad.  Purpura no se apartaba del mar. Tenía gran fascinación por la vida marina.  Dentro del mar los peces eran multicolores y el agua era muy fría. Realmente todo era muy bello.
Orión se preguntaba se habría otro tipo de vida de rasgos humanoides como el suyo. Purpura le comunico que este mundo no tenía esas características.  Habían estado varias veces allí y siempre había algo nuevo que descubrir. De todos modos era fabuloso. El cielo era azul y el sol iluminaba constantemente. Los arboles emitían sonidos musicales y las otras formas de vida siempre estaban comunicándose a través de frecuencias sonoras bien armónicas

Ese fue el inicio de uno de sus viajes cósmicos con sus amigas viajeras interplanetarias. Ellas si conocían el Universo. Siempre tenían algo que decir y comunicar y Orión sentía que tenía tanto que aprender. Solo sentía curiosidad por conocer un joven planeta azul. Era muy lejano y había que atravesar muchos universos para llegar a él,  pero al parecer sus amigas estaban renuentes de ir. No entendía el por qué.

Continuará……