sábado, 29 de octubre de 2011

El cumpleaños de Naibu



Naibu vivía en un lugar muy lejano llamado África. Allí viven muchos animales salvajes. Tigres, leones, serpientes y otros animales muy feroces. Es que además Naibu vive en la selva. Allá no viven en casas como nosotros, ellos viven en pequeñas casas y tienen apenas para vivir y alimentarse. Los niños no tienen videojuegos, ni celulares y menos televisión en sus casas.

Sin embargo, Naibu es un niño muy feliz. Se levanta muy temprano, ayudar  a su mamá con la siembra, y está muy emocionado porque su papá le va a enseñar a cazar con una lanza. Pronto seria el cumpleaños de Naibu, y él sabia que en los cumpleaños  se celebraban con una rica torta, pero hace algunos días los tigres habían azotado a la población, y una plaga había azotado el sembrado perdiéndose todas las legumbres, y un león había matado las vacas.

Su mamá le dijo que no podría celebrar su cumpleaños, ni invitar a sus amigos a su casa, es que no tenían dinero para hacerle la torta que tanto anhelaba. El estaba muy triste, porque sería que su familia sería tan pobre, sabía que otros niños podían tener los juguetes que quisiesen.

Sin embargo, un día pasó cerca de su poblado un misionero y venia con unos niños de la ciudad. Ellos si tenían juguetes. Uno de ellos se llamaba Pablito. Naibu se hizo  muy buen amigo de Pablito, él era hijo de los misioneros, este era muy generoso con él, compartía sus juguetes, y Naibu en cambio le enseño como evitar el peligro de encontrar serpientes peligrosas, y otros animales feroces. A Pablito le dio mucha tristeza que Naibu y los otros niños fueran tan pobres, así que  decidió darle una sorpresa a Naibu. Le propuso que trajera a los otros niños en donde vivía. Y cuando llego, cuál fue su sorpresa le hicieron una rica torta de chocolate, nunca se lo hubiese imaginado. Sus otros amigos estaban también muy felices. Por eso es muy importante compartir con todos porque no tenemos la suerte de tener juguetes, y otras cosas importantes para vivir.

sábado, 15 de octubre de 2011

Estrellita y la Hiena




Cuentan que en lo más profundo de la selva vivían una manada de elefantes. El líder de la manada era muy respetado porque se había enfrentado a salvajes leones, y había salido airoso en muchos enfrentamientos. Sin embargo el más chiquitín de todos, a quién llamaban cariñosamente Estrellita era tan distraída, tan distraída que se perdía siempre de la manada. En una ocasión se perdió en un río haciendo amistad con un grupo de hipopótamos, que veían muy extrañados que este no estuviese con su manada.
Sin embargo su madre siempre lo encontraba. Ese día estaba muy enfadada con la pobre de Estrellita y le dio vario trompetazos en su oreja diciéndole:
-Tienes que tener más cuidado. Cerca de los Hipopotamos siempre hay leones.
-¡Ay, eso me dolió!
-¡Vámonos! Le dijo su madre con enfado.

Así que la pobre de Estrellita se fue sin rechistar con su madre, y a pesar de que le dolían sus pobres orejas no se quejaba mucho porque sabía que su malhumorada madre le podría dar otras más si no se comportaba.

Un buen día, Furia convocó a todos los elefantes. 
-Tenemos que irnos de aquí, ya el pasto se esta acabando, además ya el otro día vi unas cuantas hienas cerca. Y esos animales no son confiables. Atraen demasiado a los zamuros.


Así que el día siguiente se marcharon a un río que se encontraba detrás de las colinas.
Sin embargo Estrellita se entretuvo con unos conejitos, y no se dio cuenta de que la manada se había largado hace horas.
Al rato se le acerco una hiena.
-¿Que haces por aquí tan solito? Le preguntó la hiena.
-Me entretuve con estos lindos conejos. Pero veo que mi familia y mis amigos ya no están cerca.
-¿No te da miedo? Le pregunto la Hiena con malicia.
Sin embargo, la hiena ya estaba pensando en que hacer con la elefantita. Pensó que podía llevarla a donde se encontraban unos zamuros, y de repente le daban un poco de carne de las que ellos siempre tenían en sus asquerosos picos.
Por cierto, ¿Cómo te llamas? Le preguntó Estrellita
- Rayitas. Por estas grandes rayas que tengo en el lomo. Las otras hienas son de color marrón, pero yo tengo estas rayas negras horribles.
-¡Que original! Mira, tenemos cosas en común, yo tengo una Estrellita detrás de mi oreja derecha. Enseñándosela a la hiena.
La Hiena estaba tan entretenida conversando con Estrellita que no se percató que un Tigre estaba merodeando por allí cerca.
Sin embargo Estrellita si detectó el peligro.
-¡vamos a escondernos detrás de este árbol, mira ese tigre, y tiene unos colmillos muy afilados!
Rayitas y Estrellita se escondieron rápidamente y pudieron eludir al Tigre, que se veía que tenía un hambre.
Rayitas como todas las hienas son medio traicioneras, y le gusta tender trampas a los animales de la selva, sin embargo simpatizo mucho con Estrellita, e hicieron una linda amistad.
-Gracias Estrellita. Casi que somos bocado de ese tigre.
-Yo soy muy distraída, pero cuando vi ese tigre tan cerca pensé en lo peor. Así tenía que hacer algo para eludir a ese animalote.
- Lo malo es que me perdí. Mi familia y los otros elefantes se desaparecieron. Y no se que hacer dijo tristemente Estrellita.
-Yo vi unos Elefantes caminando hacia aquella colina. Si quieres, yo te puedo indicar le dijo la Hiena.
Y fue así que Rayitas y Estrellita se fueron en la aventura de ir hacia la colina. Descubrieron al poco tiempo las huellas de los Elefantes. Y al final los vieron bañándose muy plácidamente en un río.
Furia al ver a Estrellita emitió un ruido tan fuerte con su trompa que casi tumba a la pobre Hiena y a la pobre elefantita.
-¡Apareciste! Tu madre casi desfallece del dolor porque te perdiste. ¿Y quién es esa Hiena? Le dijo el jefe de la manada.
-Es mi amigo.
-Los Elefantes no son amigos de las hienas.
-Pues él me indico en donde estaban ustedes. Así que si le vas hacer daño, tendrás que enfrentarte conmigo, amenazándolo con su trompa
Furia se quedo mirando a Estrellita. Le gusto mucho el valor que tenía el pequeño animal, y sobre todo le causo mucha gracia. Tan pequeñita, y que agallas tenía. Pero sobretodo lo que más le produjo satisfacción fue la solidaridad que tenía con los otros animales de la selva. Aunque desconfiaba de la hiena un poco.
-Puede quedarse con nosotros mientras no atraiga a las otras Hienas.
Y así fue que Rayitas fue la primera hiena que vivió con una manada de Elefantes. Y bueno Estrellita estaba también muy feliz con la compañía de su nuevo amigo.

domingo, 2 de octubre de 2011

Los gigantes de las Galapagos




En las bellas tierras de las Galápagos habitaban las gigantes tortugas. Pero no solo habitan las tortugas, en esta singular isla del Ecuador  también viven bellísimos y singulares pájaros, iguanas  tan grandes, tan grandes que se asoman en la playa a tomar un rico baño de sol, y en ocasiones cuando llega el atardecer se pueden ver las garzas coloradas caminando cerca de la playa.

Pero no todo es paz para estas magnificas y antiguas tortugas. En ocasiones cuando nadie se da cuenta vienen esos seres en sus grandes barcos para cazarlas o llevarse en el peor de los casos a sus huevos, que serían en el futuro el nacimiento de nuevas tortugas. Pero son tan astutos, que vienen tarde en el anochecer para que nadie los descubra aprovechando la poca vigilancia que hay en las playas, y así hacer de las suyas.

Y así paso mes, y otro mes, y ya la situación de escasez de huevos ya llegaba al aňo. Los cuidadores de las tortugas no se explicaban que realmente estaba pasando.

Sin embargo, Pedrito, el hijo del guardián de la isla sospechaba de algo. El estaba siempre pendiente de sus amadas tortugas. Así que una buena noche sin notificarle a su  padre se escondió detrás de la maleza y espero en la noche.

Cerca de la madrugada los pudo oír. Era sonido de motores de grandes barcos que traían grandes redes. Y vio como se bajaban poco a poco de la playa, y no solo tenían interés de llevarse los huevos, sino también sus amadas tortugas gigantes.

Pero, que podía hacer él. Un niño tan pequeño ante una multitud de adultos. Pero se acordó de la fragata real, así lo llamaba su padre, que era un pájaro singular de esta isla, que cuando se enfadaba en grandes proporciones se hinchaba su pecho de su peculiar color escarlata, y emitía unos sonidos ensordecedores.

Así que salio de su escondió, y se dirigió donde había un nido de estos animales. No quería lastimarlos pero le tiro unas cuantas piedrecillas. Y como era de esperarse el padre de la familia se enfado tanto, porque a nadie le gusta que le perturbe su sueňo, y empezó chillar. El ruido la oyeron las águilas en las montaňas y las focas que estaban en las playas. Y cuando se dieron cuenta había toda una algarabía en la playa.

Los hombres no sabían que hacer pero no le dieron importancia. Total pensaban: “ son solo animales”, pero el detalle fue que los oyeron los guardianes de la isla en la noche, y salieron rápidamente sorprendidos por el ruido alborotado de los animales.  Salieron con sus rifles de sus casas para rescatar a sus grandes tortugas. Los  cazadores no se dieron cuenta que había pasado. Cuando se dieron cuenta estaban todos esposados y acusados de cacería ilegal. Y fue así  como gracias al ingenio de Pedrito y con la ayuda de todos los animales que habitaban en las Galápagos ya ningún cazador osa visitar a esta isla para dañar a estos gigantes animales.