Nuestra amada Gaia nos brinda grandes bendiciones
y regalos apoyado con nuestros hermanos de las estrellas, los seres de luz y la
magnífica energía Arcoíris.
¿Qué es la energía Arcoíris? ¿Era producto de
nuestra fantasía? Lo que si era cierto es que irradiaba una maravillosa energía
amorosa que se conectaba con todos los seres vivos y a todos aquellos que eran
sensibles para sentirla y percibirla.
Primero llegaron esos radiantes seres de Luz
vistiéndose de luminosos colores en cada amanecer. Era alucinante percibirlos.
Irradiaban tanto amor y su luz dejaba huella
en el espacio que ocupaban.
Todos estos pensamientos y convicciones la tenía
María quien amaba profundamente a esos seres y consideraba que eran parte de su
familia. Ella sabía desde el fondo de su corazón que ellos siempre habían
existido y habían estado siempre presente en la Tierra. Sin embargo los humanos
no nos habíamos percatado de ello anteriormente y ahora es que estaban
empezando a percatarse de su presencia.
Realmente se estaban dando muchos cambios en la
Tierra. Había Cataclismos, Lluvia y muchos incendios pero era que nuestra amada
Tierra se estaba depurando y obligando a concientizar a toda la humanidad de lo
importante que era su hogar.
Sin embargo María no solo sentía esa maravillosa energía
de colores sino también la podía percibir. Era increíblemente hermosa e
irradiaba tanta paz y amor que la ayudaba a conectarse con la naturaleza
percibiendo de esa forma su maravillosa luz.
Había oído que la energía Arcoíris procedía de
altas esferas. Realmente no sabía de dónde pero disfrutaba de su presencia. Sin
embargo ella presentía que los seres de Luz se encontraban muy relacionados con
la Energía Arcoíris y venían a brindarnos un mensaje a los humanos.
La muchacha procedía de un pequeño pueblo de la
costa de Brasil. Lo que no había relatado a nadie que durante uno de sus paseos
por la playa a tempranas horas de la mañana había percibido un grupo de
delfines. Le parecía muy extraño porque ellos solo nadaban en alta mar. Sabía
que a veces se acercaban mucho a la
orilla del mar y corrían mucho riesgo. No quería que esos maravillosos seres se
hiciesen daño así que sin pensarlo se
zambullo acercándose a los delfines.
María era una ágil nadadora. No en vano su padre
le había ensenado a nadar. Consideraba que si Vivian cerca del mar tenían que
saber defenderse guardando siempre respeto al mar.
Era alucinante entrar en contacto con ellos. Eran
criaturas amigables, juguetonas y de mucha luz.
La muchacha se acercó al grupo de delfines y los
empezó a acariciar hablándoles suavemente y atreviéndose a cantarle una de sus
canciones favoritas. Al parecer los delfines lo disfrutaban y el más pequeño de
ellos brincaba chapoteando alrededor de
ella. Eso le causo mucha gracia y siguió cantándoles acariciando cada uno de
los delfines. Les decía suavemente que no se acercaran a la orilla de la playa.
Era peligroso y le dolería mucho si algo les sucediese. Repentinamente uno de
ellos le ofreció su aleta y María sin pensarlo el tomo y en un momento se
sumergieron dentro del fondo del océano. Menos mal que la muchacha había
aprendido a respirar en el fondo del mar. Aunque no iba aguantar mucho.
María pudo divisar que se iban acercando a una
puerta. Era de gran tamaño y cubría gran parte del océano. Nunca la había visto
y eso que ella conocía bien esa playa.
Era ovalada. En un santiamén entraron y a ella le pareció que estuviesen
atravesando un túnel lleno de burbujas. Su corazón palpitaba fuertemente. Al
final llegaron a un espacio totalmente
distinto. Habían llegado a una ciudad submarina.
Los delfines la llevaran a una pequeña casa con
una ancha puerta de madera. En la mitad de ella se encontraba un cristal de
color azulado y encima de la misma un pequeño arcoíris. María se bajó de uno de
los delfines. Estaba sorprendida. Podía respirar sin dificultad. Era como si
este mundo estaba diseñado para que los humanos respirasen en él.
La muchacha estaba allí parada observando la
puerta ¿Cómo entraría? ¿Por qué la habían traído allí? ¿Estaría invitada a esa
casa? Fue todo muy rápido. La puerta se abrió y a María le pareció escuchar
bellos tonos musicales y allí estaban ante ella unos seres de rasgos humanoides
de color azul celeste. Su cabellera era de tono rojizos mezclado con plata y
tenían pequeñas estrellas de mar en sus cabelleras.
¿Cómo me comunicaré con ellos? No sabía que había
civilizaciones en el fondo del mar.
-¡No estás en el mar!- le respondió uno de los
seres con una gran sonrisa.
-Puedes leer mi mente- respondió ella sonrojada
-Soy
Celeste. Eres bienvenida Te estabamos esperando. Le dije a Plata que te trajera. Te
explicaremos. Ese detalle de cantarle a los delfines fue genial. Realmente
nunca había visto a ningún humano
haciendo algo parecido-
-Si no estamos en el mar ¿Dónde estamos?- pregunto
María curiosa.
-Estas muy lejos de tu planeta. Atravesaste un
portal que te comunica a otro universo llegando al mío. Es semejante al tuyo.
Con la diferencia que toda la vida desarrollada se encuentra en el agua. Los
delfines son nuestros guardianes como los de muchos otros planetas y el tuyo.-
María camino hacia el interior de la casa con
timidez. Le ofrecieron sentarse en una concha marina de gran tamaño. Sobre ella
poseía un cojín bellamente decorado con estrellas y caballitos de mar. Se sentó respirando profundamente. Era mucho por digerir.
La muchacha tenía muchos pensamientos en su
cabeza. ¿Quiénes eran? ¿Por qué la habían traído allí? ¿Podría regresar a
su hogar? ¿Estaría muy lejos de su
querida Tierra?
Celeste sonrió amablemente y la abrazó con su
brazo azul. Su piel era áspera pero sentía una energía muy cálida al entrar en
contacto con la piel de ella.
-En realidad no somos muy distintos de ustedes.
Somos parientes lejanos. Vivimos un tiempo en tu amada GaIa antes de que la
humanidad se desarrollará y se
multiplicará por
el planeta. Cuando nos percatamos de la creciente desconexión que estaban
desarrollando con la naturaleza nos fuimos a nuestro planeta de origen-
-Lo siento de verdad. Hubiese sido genial convivir
con ustedes-
-Nosotros tenemos esperanza en ustedes. Por eso te
invitamos a nuestro amado planeta azul-
-Noté que en la entrada de su puerta tienen un
bello Arcoíris. ¿Simboliza algo para ustedes?-
Celeste sonrió. El Arco Iris simboliza la energía
de la creación y toda la luz y el amor que une a todos los seres vivos-
-Yo puedo percibir la energía Arcoíris y a los magníficos
seres de luz que nos visitan en cada amanecer. Son majestuosos. Yo los quiero
como si fuesen mi familia, pero eso no se lo he dicho a nadie-
-Pocos humanos pueden percibir la Energía Arcoíris.
También es un lenguaje cósmico. Muchas razas estelares se comunican por tonos
musicales y colores-
-Mi abuela decía que es un enlace entre Dios y la
Tierra brindándonos su bendición- dijo la muchacha
-Todos somos parte de esa energía maravillosa.
Lamentablemente los humanos cuando fueron evolucionando se fueron olvidando de todas las bendiciones que tenían y como
cultivarlas, pero no te preocupes todo
va cambiar y para bien. Sera una
transición dura pero se darán cuenta de que son parte de una magnifica familia
estelar pero necesitamos que la Tierra aligere rápido su cambio-
-¿Por qué? ¿Estamos tan mal?-
-Por supuesto que no. Se ha abierto una
maravillosa puerta y muchos los están ayudando. Necesitamos que su cambio se dé
rápidamente porque la transición también está afectando a su Universo. Recuerda
que ustedes no están aislados. Hay muchos otros planetas y mundos. Todo lo que
ocurra en uno afecta a otros-
-Ojala pudiese ayudar-
-Tu planeta es un hermoso ser vivo. Que le ha
brindado muchas bendiciones pero necesita su apoyo y ayuda ya que se han
olvidado de ella por ignorancia, desamor e inconsciencia-
-Hay muchas organizaciones ambientales que han
ayudado a nuestro planeta para protegerla ecológicamente, pero no es
suficiente. A mí me da también mucho dolor. Por eso trato de mantener la playa
limpia-
-Eso es bueno porque hay mucha vida marina en el
mar.
-Entonces hay mucho trabajo por hacer, pero son
pocos los que tienen consciencia ambiental-
-No creo eso. Plata y su cuadrilla los ha estado
observando en conjunto con sus hermanas las Ballenas y se ha percatado que hay
mayor consciencia pero tienen que darse cuenta de que todo se encuentra conectado. Las plantas, los animales, la vida
mineral incluso todos esos seres de luz que percibes cada mañana también son
parte de un gran lazo cósmico. Hay muchas realidades y todos aquellos que viven
en cada una de ellas son importantes-
-Tienes una bella familia Celeste. Cuéntame, ¿Cómo
viven aquí? ¿De qué se alimentan? ¿En que se divierten? ¿Trabajan para vivir?-
-Nuestra ciudad es submarina como te habrás podido
dar cuenta y gran parte de la alimentación la tomamos de las conchas marinas y
las algas. Son muy alimenticias y nutritivas y no trabajamos. Tenemos nuestras necesidades cubiertas y nos
fascina el deporte-
-¿Qué tipo de deporte hacen? Pregunto la muchacha
curiosa
-Nos gusta competir sanamente entre nosotros. Todos
somos buenos nadadores. Los delfines son nuestros jueces en las olimpiadas anuales.
Son muy justos y valoran el esfuerzo de todos los ciudadanos-
-Debe ser divertido-
-Puedes quedarte un tiempo con nosotros y te mostraríamos
nuestras costumbres, tradiciones, y alimentación. Mi hija es la curandera de la
ciudad. Tal vez podrías aprender mucho de ella y podría servirte en el futuro-
-Pero yo tengo que volver a casa. Mi familia me extrañaría
mucho- respondió la muchacha
-El tiempo es aquí diferente que el de la Tierra-
dijo Celeste sonriendo.
María también tenía muchos deseos de compartir con
ellos. Sentía que eran seres magníficos
y muy cálidos-
-Entonces ya no hay nada de qué hablar. En un santiamén,
Celeste llamo a su hija Lucia y se la presento
a María. Congeniaron rápido. María era una muchacha muy curiosa así que
le gustaba aprender.
-Te voy enseñar en como usamos las algas para
evitar y tratar enfermedades. Aunque aquí pocos se enferman pero en tu mundo es
producto de la mala alimentación, pero eso es otra historia-
María estaba muy entusiasmada y acompaño a Lucia a
su trabajo. Ella tenía una siembra de variedades de algas marinas. Las había de
una multitud de colores. Lucia le fue explicando para que servía cada una de
ellas y donde encontrarlas-
-Quiero llevarte a un sitio para que tú mismo la
siembres y coseches, pero tendremos que alejarnos de la ciudad. Hay que
cuidarnos de nuestros primos los Tiburones. Ellos no le gustan los humanos. Te
pondremos un medallón de protección-
Lucia empezó a escudriñar en un cajón de madera
viejo debajo de una mesa y saco un medallón con un logotipo de un Arcoíris.
Encima del arcoíris poseía una estrella luminosa dorada. Era bellísimo.
-Póntelo en el cuello y no te lo quites. Vamos a
ir a un sitio en donde hay muchos tiburones. Ellos son peces incomprendidos.
Son fieros pero poseen un gran corazón. Cuidan con fiereza nuestro mundo pero
los humanos lo han señalado como un peligro sin darse cuenta de que ellos
protegen solo a sus familias como todos-
-De todos modos no me gustaría encontrarme con
ninguno de ellos- dijo la muchacha un poco nerviosa.
Lucia y María se alejaron de la ciudad hasta llegar a
una vereda llena de algas inmensas y de gran longitud.
-Estas son las semillas. Más adelante hay un
terreno donde la puedes sembrar. Los tiburones no te van hacer nada porque
estas protegida por el medallón. No deben darse cuenta que eres humana. Sería
terrible-
La muchacha asintió y se dispuso a sembrar las
semillas. Después de que había sembrando una gran cantidad sintió que algo corría
y tocaba rápidamente sus brazos. María se dio la vuelta y ante sus ojos se
encontró con un gigante tiburón blanco. Tenía una estrella en las sienes. La
muchacha pensó que se iba a desmayar.
-No te he visto nunca por aquí ¿Con quién andas?-
-Estoy solo sembrando unas algas- dijo María
-Eso lo sé. Son riquísimas. A mi hijo le encantan-
respondió el tiburón.
-¿Uds. se alimentan de algas?-
-Que pregunta tan tonta. Claro, las rojas son mis
favoritas, pero no le digas nada a Lucia porque se va enfadar-
-Hueles distinto a los habitantes de la ciudad
submarina. Me recuerdas a un olor lejano. No muy agradable, pero se encuentra
muy lejos en mi memoria-
De repente, María escucho unos quejidos y sin
pensarlo dos veces se dirigió a donde provenía. Era un pequeño tiburón que
estaba atorado en un coral. Sin pensarlo dos veces y perdiendo su miedo a esos fieros animales lo acaricio y le canto
una de sus melodías favoritas mientras lo zafaba del coral-
-Me duele mucho- dijo el pequeño quejándose
-Creo que esta alga te va ayudar. Mordisquea un
poco del alga azul-
María retrocedió, y el pequeño se comió ávidamente
el alga y entonces se sintió mucho mejor. El alga era un relajante y anti
inflamatorio-
-Gracias-
María pudo notar como el pequeño nadaba con
destreza otra vez desapareciendo detrás de los corales
La muchacha de devolvió a terminar su trabajo sin
percatarse de que el tiburón blanco todavía se encontraba cerca.
-¿Qué fuiste hacer allá? Me dejaste solo-
-Lo siento. Fui ayudar a un pequeño tiburón que se
encontraba atrapado en los corales. Ya se encuentra mejor.
-Ese debe ser el travieso de mi hijo-
María siguió sembrando las semillas y en una de
esas veces el medallón se balanceo en su cuello. Casi se le cae al inclinarse.
-¿Quién eres muchacha? Hueles igual que esos
humanos. No me gusta ese olor. Me traen recuerdos de dolor, pero eso fue hace mucho tiempo-
-Me llamo María y estoy ayudando a Lucia a sembrar
nuevas algas-
-¿De dónde vienes? Me siento atontado y estoy
confundido. Eso no es común en mí-
María se dio cuenta de que si no pensaba rápido, la
situación se podría complicar.
-Disculpa mi falta de cortesía. Estoy pasando unos
días en la ciudad submarina. Plata me trajo y me estoy quedando con Celeste-
-Lo hubieses dicho antes. Plata es un delfín
genial. Me ayudo una vez a escapar de unas medusas. Pueden ser bien
fastidiosas-
-Los delfines son geniales y me encantan como
nadan en grupos-
- Eres extraña, pero me simpatizas. Me alegro que
hayas ayudado a mi hijo. Espero verte otra vez- dijo el tiburón despidiéndose.
Después de que María termino de sembrar todas las
semillas se encontró con Lucia.
-¿Cómo te fue? ¿Qué te parece el sitio?-
-Buenísimo. Todo bien. Solo que me hice amiga de
un tiburón blanco y cure a su hijo de una quemadura de un coral fuego-
-Te topaste con Marfil. ¿No te paso nada?-
-Me dijiste con el medallón no había problemas-
-Es cierto, pero Marfil tiene memorias muy
dolorosas de los humanos y eso es difícil de equilibrar-
-Creo que le caí bien. Estaba un poco confundido porque me recordaba
por mi olor, pero al final nos despedimos con mucha simpatía-
-Ya es tarde. Vámonos a casa. Madre debe haber
preparado algo rico. Ya son muchas emociones para un día- dijo cálidamente
-Es verdad- dijo riéndose.
A Lucia le gustaba esa muchacha. Era sensible,
valiente, abierta y con muchos deseos de aprender experiencias. Estaba segura
que ayudaría mucho a su mundo cuando ocurriera la transición.
La cena estaba riquísima. Celeste preparo unos mejillones asados con
algas marinas rebosadas.
-Me encanto la comida. Muchas gracias. Nunca pensé
que me podrían gustar tanto los vegetales-
-Van a tener que aprender con el tiempo a comer más
vegetales y más frutas. La carne le produce enfermedades-
-Yo como poca. Solo frutos del mar- dijo ella
Con el transcurso del tiempo, María no solo aprendió
a cómo usar las algas para curar todo tipo de infecciones y enfermedades sino
también se aprendió muchas recetas que le encantaron. Le encantaba esa
comunidad. Todos se llevaban bien. No había diferencias. Sabían convivir unos
con otros y prevalecía el respeto ante todo. Ojala en la Tierra todo fluyera así.
-No te preocupes. Uds. van a vivir una transición
como civilización pero tendrán éxito, y su nuevo pueblo será un mundo de paz
como nunca visto en el cosmos. Por eso los observamos tanto. Dependiendo de su éxito,
otras civilizaciones vivirán lo mismo y
se lograra un mayor equilibrio en su universo-
-Queremos que te quedes con el medallón así nos
recordaras- dijo Celeste
-Yo nunca podría olvidarlos. Son todos magníficos.
Inclusive los tiburones con los cuales me tope el otro día-
-Al cruzar el portal, las memorias se olvidan. Por
eso es importante que te lleves el medallón así recordarás también lo que aprendiste con nosotros.
Eres un ser humano maravilloso. No cambies. La Tierra te va necesitar- dijo el
padre de Lucia.
-Lo guardaré con mucho cuidado. Ha pasado mucho
tiempo y extraño a mi familia pero no me gustaría perder el contacto con
ustedes. Son fabulosos-
-Lo importante es que apoyes a Gaia y a todos sus ciudadanos- dijo Celeste
María los escuchaba, pero no terminaba de entender
sus palabras ¿Por qué hablaban de transición? ¿Venían tiempos difíciles para su planeta?
Sin embargo no alimento esos pensamientos. Lo
estaba pasando muy bien. Había aprendido muchísimo de ellos. Qué mundo tan
maravilloso.
Con los días llego el momento de volver a su planeta. María sabía que tenía que
volver pero sentía un sentimiento de nostalgia en el corazón al despedirse de
ellos. Se había encariñado mucho con ellos, sobre todo con Lucia que había sido
tan paciente y generosa para enseñarle todo lo que sabía.
-Lucia. Te voy extrañar mucho. Has sido tan
paciente conmigo y tolerante con mis miedos sabiendo que provengo de un planeta
que todavía le falta mucho por cambiar para convivir como lo hacen ustedes.
Odio las despedidas. Siento que me despido de una bella familia que ya son
parte de mi corazón-
-No te preocupes. Esas memorias no se olvidan. Le
mandaré saludos a Marfil de tu parte. Aunque el encuentro de ustedes fue rápido
se llevó una buena impresión tuya. De todos modos Plata siempre estará cerca observándote y cuidando de ti. - riendo
con picardía.
María les dio un gran abrazo a todos dándole las gracias por todas sus atenciones
y amabilidades.
-Pondré en práctica todas tus recetas vegetarianas-
-Es bueno que lo hagas. Llegará el momento que
la alimentación de la humanidad cambiara
y tú tendrás como enseñar a otros- le respondió Celeste
-Plata y sus amigos te están esperando. Ellos te acompañaran
al portal-
-Uds. han sido tan generosos conmigo. Yo no tengo
nada que darles- dijo la muchacha con tristeza.
-Nos diste más de lo que te imaginas, una gran
esperanza de que la humanidad se abrirá camino porque su luz las guiar
y tú colaboraras con ellos. Tal vez con el
tiempo nos reuniremos con ustedes otra vez-
-Eso sería genial- dijo María entusiasmada
-Esa respuesta la dará el tiempo- dijo Celeste
María les dio un abrazo a todos y se fue con los
delfines tristemente al portal. Vio con melancolía la puerta porque sabía que pasaría
un tiempo para verlos ese bello mundo y a sus nuevos amigos. Fue guiada por
Plata y atravesaron rápidamente la puerta
hasta llegar a su hogar.
-No te entristezcas. Nosotros te visitaremos y
estaremos pendiente de ti pero posiblemente estarás ocupada ayudando a otros-
-Siempre tendré tiempo para ustedes- dijo abrazándolos
y acariciándolos gentilmente.
María se soltó de la aleta de Plata y se fue
directamente a la playa. Todo parecía igual. Pareciera que el tiempo se hubiese
detenido en su planeta ya que llego en la mañana en la misma forma en que se
fue, pero para ella todo si era diferente. Ella si había cambiado. Se tocó el medallón.
No quería olvidarse de sus amigos.
Así como se lo comunico Celeste, se dieron
cambios en el planeta. El sol brillaba distinto y una energía escarchada se percibía
en las aguas del mar. Se dieron muchos desordenes sociales, y políticos en todos los países. Las personas
tuvieron que aprender a convivir y compartir unos con otros. Algunas
enfermedades nuevas surgieron pero María ayudo a combatirlas con las enseñanzas
que le dieron y posteriormente formo a otros para que hicieron lo mismo. En ocasiones, María mira nostálgicamente al mar y puede
visualizar en el cielo repentinamente un bello Arcoíris como igualmente escuchar a sus amigos los delfines. Su corazon siente que lo está haciendo bien y de que sus amigos estarían orgullosos y
contentos de la labor que estaba haciendo e igualmente estaba muy segura que algún día se reencontraría
otra vez con sus amigos de ese bello mundo submarino. Ese era su más profundo
anhelo y sabía que con el tiempo se cumpliría.
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