sábado, 9 de enero de 2021

La nueva raza




Si bien el Universo nos ofrece el deleite de grandes maravillas como la existencia de galaxias a distancia de años luz de la Tierra, no nos percatamos de las grandes bendiciones existentes en la madre Tierra. La presencia de los elementales son un gran ejemplo de ello. Pocos conocen la gran diversidad de vida que existe en ella.

El Aire, agua (nieve y hielo), fuego, tierra, aire y  éter albergan mucha vida que muy pocos conocen. La gran mayoría  solo relacionan en ella la presencia de hadas, elfos, ondinas, y duendes. Sin embargo, hay mucho más. Somos realmente tan ignorantes al no conocer nada acerca de ellos.

Los llamamos “Los Elementales “, pero son más significativos, y de gran valor para la especie humana. Los arboles pertenecen al elemento Tierra, y nos brindan alimentos  ¿Qué haríamos sin ellos? El agua se encuentra presente en los ríos, mares, y lago. El fuego nos da calor, y nos ayuda a cocinar los alimentos. El aire nos ayuda a brindar energía eólica a los molinos, y fuerza para navegar los buques. Sin embargo el éter posee toda una comunidad invisible que los humanos no pueden ver. Todos estos elementos están conectados  unos con otros, y mantienen equilibrio en el cosmos.

Sin embargo, yo no podría llamar elementales a toda esta vida porque dentro de ella hay una raza que crea nueva vida proporcionando orden, y equilibrio a nuestro querido planeta.  Yo las llamo “Mis queridas aves mágicas” porque son similares en su apariencia a las aves, pero poseen su propia individualidad e inteligencia. Dirigen el nacimiento, crecimiento, y vida de los nuevos miembros que se involucraran en la vida en la Tierra como a los habitantes invisibles del Éter.

Sin embargo la pregunta significativa seria ¿De dónde vienen? ¿Por qué están en nuestro planeta? ¿Han existido siempre? Hay que recordar que ellos son más antiguos que  la humanidad.

La pregunta sería ¿Se comunican con los humanos? Cabe decir que son muy desconfiados ya que consideran que la humanidad no es sensible ni podría respetar a su magnífica raza. En ocasiones, se comunican con ellos, pero son muy selectivos, y cuando lo hacen es porque tienen algo que enseñarnos.

Tuve la fortuna de conocerlos, y toda vía sigo aprendiendo de ellos. Les gusta cantar, bailar, danzar y armonizar  con colores todo aquello que se encuentra a nuestro entorno. Sin embargo hay que respetarlos ya que son creadores de un sinfín de vida.

En el tiempo que he establecido contacto con ellos me han enseñado mucho. Ellos son los guías de los nuevos “elementales “que se establecerán en la nueva tierra. Llegan a través de portales, y mis queridas aves los incorporan  en los árboles, plantas como en las otras formas de vida.

Solecito es también su gran aliado, y cuando sus rayos  se dirigen dirigen directamente a las plantas se pueden percibir maravillas.

Ese es mi secreto. Pienso que es parte de las maravillas de la creación, de la cual tanto desconocemos. Tal vez la humanidad algún día se encuentre preparado para conocerlos, y no solo algunos pocos. Es un gran reto para este siglo.


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