domingo, 13 de junio de 2010

Un desenlace mortal y un grito de esperanza




Capítulo IV

Y así que ocurrió lo inevitable. Todas las tribus de las planicies se dirigieron al amanecer en donde se encontraban las casas rodantes. Atacaron con rabia e ira a sus habitantes. Hubo muchos muertos y heridos. Murieron más de los nuestros porque estábamos limitados porque sus armas escupían fuego y herían a los nuestros con crueldad. Nuestros guerreros con su gran habilidad lograron aniquilar a una gran cantidad de ellos. Al final perdieron ambas razas. Toda esta guerra desencadeno más odio de parte de estos extraños, y yo sabía que nos aniquilarían sin descansar. El odio y la intolerancia son terribles. Causa grandes estragos, y no permite la aceptación de aquellos seres que no son iguales a nosotros
Yo lleve a las familias al gran lago como me lo habían indicado. Pronto vendría el gran invierno. Adiestre a los niños mayores a defenderse y a cazar a los animales para sobrevivir. Nos protegimos en los bosques y logramos sobrevivir gracias a la ayuda del gran espíritu. La raza blanca se alejó con sus grandes carromatos de nuestro territorio. Temieron otra matanza, y sabían que podían perder, pero en el fondo yo sabía que vendrían más de ellos.
El gran invierno vino pronto. Nos refugiamos en la montaña hasta la llegada de la primavera. Me convertí en el líder de la tribu. Enseñe a los niños y jóvenes a defenderse ante cualquier eventualidad, pero también les enseñe que la convivencia y la paz y la armonía era lo más importante. En nuestro mundo hay muchas razas de diferentes creencias y visión ante la vida, y pienso que las diferencias y la no aceptación es lo que hace más daño. Sabía que pasaría muchas lunas para que el hombre aprendiera a convivir con otras razas. Pero algún día llegaría en que el hombre aprendiese a convivir en paz y en armonía.
¡Esa era mi gran esperanza!
Y esa es mi historia, y espero que algún día, en alguna generación, el respeto a la vida, la convivencia en paz y armonía sea el modo de vida de todos los seres vivos.


Fin

1 comentario:

  1. ¡Qué belleza en tus palabras, y cuánta razón!
    Te admiro profundamente, gran escritora, amiga mía.
    Esta historia me ha llegado al corazón. Dime que la has publicado, por favor.
    Tu amiga con todo cariño, que te envía abrazos y besos desde España.

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