miércoles, 28 de julio de 2010

El viaje a la montaña



Capitulo VI
El viaje a la montaña

Carlos tenía mucha hambre, así que decidió buscar algo afuera. Vio a Lucecita de reojo, se había quedado dormida. La pobre no había dormido bien. Había estado hablando medio dormida casi toda la noche. Pobrecita, la dejaría que descansase un rato.

El sol había salido. Debía ser como las siete de la mañana. Llevaba el rifle en sus manos. Decidió que no se iba dejar defender por el miedo, y dejarse amedrentar por esos duendes mugrosos. La hierba era muy alta, y podía percibir la presencia de algunos insectos por lo que iba con cuidado.

Camino unos cuantos metros y vio un gigantesco matorral. Estaba lleno de moras. ¡Que tamaño tenían! Sin pensando dos veces trepo por el matorral y le dio con el extremo de su rifle. Cayó rápidamente al suelo. Estaba muerto de hambre, ya se llevaría un poco para comérselo como desayuno, pero no sucedió así. Un gigantesco pajarraco apareció de los aires, y se llevo la ansiada mora.
Carlos no se decepciono. De alguna manera encontraría comida. Sintió el sonido de una cascada de agua, camino y descubrió un caudaloso río. Estaba lleno de peces. Eran tan pequeños como el. Pero los peces se movían muy rápidamente. Había uno muy distraído comiendo una pequeña alga. Le agarro la cola y con mucha fuerza lo arrastro hasta la orilla. El pobre brinco tantas veces que pensó que lo podía aplastar. Se lo llevo arrastrando hasta la cueva llevando previamente un poco de agua en su cantimplora.

Cuando llego ya Lucecita ya se había despertado.
-No vamos a pasar más hambre-. Toma un poco de agua le dijo gentilmente Carlos.
- ¿Y cómo nos vamos a comer ese pescado? ¿Crudo? – dijo Lucecita con desprecio
-Pásame esas ramas, y frota esas piedras hasta que logres producir fuego- le dije
Carlos atravesó el pescado con una pequeña ramita, y después de que Lucecita logro producir el fuego, empezó a cocinar el animal.
-Toma, ya esta listo- le dijo con gentileza.
- Que hambre tenia- dijo Lucecita. Estaba riquísimo.
-Tenemos que apurarnos. Vamos a escaparnos. No pienso permanecer aquí mucho tiempo- comentó Carlos.
-¿Y dónde vamos a ir?- pregunto lucecita
- Tú conoces estas tierras más que yo, algún sitio tiene que ser mas seguro

Terminaron de desayunar y salieron con premura de la cueva.
-De otro lado de la montaña vive Gruñón. Es un viejo mago. Un poco malhumorado, pero de buen corazón. A lo mejor nos puede ayudar- dijo la pequeña hada.
- Es un poco lejos, pero lo lograremos- contestó Carlos
Carlos y Lucecita se echaron un trayecto de tres días hasta llegar cerca de la montaña. Cuando los duendes descubrieron el escape de los muchachos se pusieron furiosos.
-Vamos a buscar a los orcos- Seguro que fueron a la montaña a localizar a Gruñón. Tenemos que impedírselos. Si lo logran adiós recompensa- dijo uno. de ellos

Los duendes fueron al valle de los Orcos. No quedaba muy lejos. Y hablaron con el viejo Panomariz.
-Hola Panomariz. Queremos proponerte algo. Un muchacho y la hija del viejo Elfo están perdidos. Te propongo que los atrapes, y a cambio recibirás toda mi olla de oro.-dio Capecius
El Orco sabia que los duendes eran muy engañosos, así que desconfío un poco de el.
-y, ¿Como sé que me entregaras tu oro? Tu eres muy avaricioso, justamente por eso te desterraron de la tierra de los Elfos.
- Toma como adelanto esta pequeña bolsa de monedas- le dijo el viejo duende
- Ya eso es otra historia- le contestó el Orco. ¿Y cuál es tu interés en atrapar a esos muchachos?
- No me interesa mucho el humano, pero la pequeña hada si- le dijo malhumorado
- ¡Hay un humano! Eso cambia todo- le respondió Panomariz
- ¿Les tiene miedo a esas criaturas? Le pregunto burlonamente
- Dicen que es una raza muy osada, muchos no conocen del miedo y son además muy impredecibles- le respondió el Orco.
- No me digas que te vas a echar para atrás- le dijo el otro duende.

El viejo Orco llamo a sus hermanos un poco más repugnantes que él mismo. Eran malolientes, llenos de gusanos con un color lodo oscuro en la piel. A los duendes le repugnaban, pero iban a necesitar ayuda.


Continuará

3 comentarios:

  1. Mágico. Precioso. Espero la continuación...
    Saludos.

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  2. Esta bonito el cuento, ¿Tu los escribes todos?
    Me encanta la literatura.
    Te dejo un saludo.
    Yo tambien escribo, pero poesia.
    Te invito a ver mi blog.

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  3. entiendo que el relato requiere de imaginación, pero esta debe ser congruente... la originaria escopeta se ha transformado en rifle sin saber como, y hay saltos de la tercera a la primera persona que molestan, fijate este párrafo:"Cuando llego ya Lucecita ya se había despertado.
    -No vamos a pasar más hambre-. Toma un poco de agua le dijo gentilmente Carlos.
    - ¿Y cómo nos vamos a comer ese pescado? ¿Crudo? – dijo Lucecita con desprecio
    -Pásame esas ramas, y frota esas piedras hasta que logres producir fuego- le dije", son detalles que podrías mejorar

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