LA NUEVA ATLANTIDA
Mucho se ha escrito acerca de la civilización de la Atlántida.
Muchos afirman que fue fundada en conjunto con seres estelares y que lograron
grandes avances en el área de la Tecnología y otras Ciencias, pero lo cierto es
que la soberbia la hundió. Nadie tiene pruebas, pero lo cierto es que en este siglo nadie ha descubierto restos de dicha
prodiga civilización aunque siguen esperanzados buscando.
Con el correr de los siglos surgió otra vasta
civilización. La llamaron la Nueva Atlántida. Floreció después de grandes
dificultades en nuestro querido planeta, y de ello se trata esta historia.
Atravesando el estrecho de Berling encontramos una gran
civilización fundada hace unos doscientos años. Sus habitantes habían aprendido
a convivir y manejar adecuadamente la Ciencia y Ecología como aprendido a
respetar a todos los seres vivos conviviendo con sus cualidades, defectos y
diferencias.
En esta civilización no existe la Tecnología tal cual
como la conocemos hoy en día. No hay computadoras, ni móviles, redes
electrónicas y por supuesto no existían vías electrónicas en las
comunicaciones. Los ciudadanos son
amistosos y resuelven los problemas como hacíamos nosotros en la década
del 60 y 70.
Cuentan los ancianos más antiguos de la Nueva Atlántida que su civilización fue fundada después del
gran cataclismo ocurrido en nuestro Planeta. Nuestro querido Planeta Azul fue
muy herido, y pasó factura a muchos al cambiar el movimiento vibratorio. Sin
embargo, en ese momento histórico de cambios muchos ayudaron en germinar
pequeñas semillas que posteriormente fueron los Ciudadanos que lucharon por el
cuidado de nuestro querido planeta. Estos ciudadanos no olvidaron a sus
maestros, y todo aquello que le enseñaron, y, en consecuencia fundaron movimientos ecologistas para rescatar
al reino vegetal, animal y sobre todo sembrar consciencia en los seres humanos
que se habían perdido tanto en el camino. Fue un trabajo de semillita y de
gotas, pero las plantas crecieron y nuestro Planeta pudo ser rescatado con el
apoyo de nuestros amigos estelares.
Fueron tiempos duros para la humanidad. Las luchas de
poder se encontraban presente día a día, la rabia, la ira como la violencia era
el pan de cada día, y trabajar en pro de la humanidad en esos momentos constituyo
un gran mérito de parte de aquellos sembradores.
Gracias a las continuas guerras, contaminación y Tecnología
mal usada. Un buen día nuestro planeta sucumbió,
y los seres humanos permanecieron en la
oscuridad tecnológica. Y fue entonces que el hombre tuvo que aprender a
convivir sin ella recordando con apoyo de sus mayores como era la vida en años
lejanos ya que la esperanza tiene que permanecer intacta siempre.
Todas las fábricas se arruinaron, y todas aquellas
empresas productoras de alimentos se pararon porque desgraciadamente los
químicos estaban presentes en todos ellos. Entonces el ser humano se tuvo que
ingeniar y fue necesario una limpieza del planeta. Empezaron a surgir
movimientos ecologistas que enseñaron en como sembrar, y cosechar frutas y
verduras sanas. Fue un trabajo arduo, pero al
no existir más fábricas las fuentes de contaminación fueron
desapareciendo y las plagas presentes en la siembra fueron esfumándose. Las
enfermedades no hicieron acto de presencia ya el hombre de esos tiempos tuvo
que alimentarse sanamente.
Los niños aprendieron a jugar sin un móvil en la mano,
los docentes tuvieron que ingeniarse nuevas estrategias de aprendizaje en las
escuelas y descubrieron que el aprendizaje es más divertido en el espacio
exterior, y que la solidaridad, deseos de aprender situaciones nuevas era más
importante que la competencia que había sido adoptado en la antigua sociedades.
Fue un proceso de cambio de más de 50 años, pero se logró el objetivo gracias
al apoyo de grandes comunicadores, artistas y una nueva religión apareció. El
amor hacia el universo y todo aquello que se encuentra en su entorno como a
nuestros semejantes. Y fue así como se fundó la Nueva Atlántida que se
convirtió en la nueva sociedad que poblaría a nuestro bello planeta azul.
Sin embargo, algunos de los ciudadanos Atlantes vinieron después como fue
el caso de la familia de Estrellita. Llegaron hace aproximadamente hace un mes
huyendo de las otras zonas existentes geográficas que se encontraban en proceso de construir un
nuevo planeta habitable, y todavía existían
las pugnas entre sus habitantes.
Estrellita era una niña muy tímida de un color azabache y
unos ojos verdes aceitunados. No hablaba mucho con sus compañeros de la escuela
ya que había vivido terribles impresiones en su pasado y no confiaba en
consecuencia en las personas.
Al llegar a la nueva Atlántida, Suarez expuso con
claridad las reglas de convivencia a la nueva familia. Ellos lo aceptaron ya
que pensaron que podría ser un cambio de vida para ellos. Le proporcionaron un
trabajo y por supuesto Estrellita tuvo que ir a la escuela rápidamente.
Estrellita descubrió que no había espacios cerrados para
estudiar, y que la escritura la aprendían en hojas de papiro. Era una lengua
extraña, era como aprender un nuevo idioma. Aprendió a contar, sumar y restar
con el Abaco. Eso no le costó mucho, pero el lenguaje era difícil porque su
escritura era jeroglífica. En ocasiones permanecía lejos del grupo jugando con
las flores y distraída con el pasar de los pájaros en el cielo.
Su profesora la observaba diariamente cerca de ella
tratando de integrarla al grupo, pero ya las estrategias se le estaban
acabando. Era una mujer paciente, y pensaba que algún día se adaptaría a su
nuevo hogar.
Esteban la miraba con curiosidad. Ambos tenían la misma
edad. Le llamaba la atención esa muchacha tan arisca, así que un decidió
acercársele
-Hola Estrellita-
-¿Qué quieres? Seguro que te vienes a burlar de mi porque
no se escribir y menos leer- le dijo molesta.
-Me he dado cuenta que eres muy buena en las Matemáticas.
Yo soy pésimo. Apenas puedo realizar sumas complejas usando el Abaco. ¿Me podrías
ayudar?-
-Tal vez-observando que los otros niños los miraban
fijamente con recelo
-No te preocupes por ellos. No te conocen, pero tú
tampoco le das ninguna oportunidad- le dijo Esteban con reproche.
Estrellita bajo la cabeza. Sabía que tenía razón. Tenían
un mes en Atlántida, y todavía le parecía Todo tan nuevo.
-Yo te puedo ayudar con la lengua si tú me ayudas con las
matemáticas, y así nos ayudamos los dos- le propuso Esteban
-Déjame pensarlo- dijo Estrellita desconfiada aunque era
una manera buena de ir encajando.
Al día siguiente Estrellita vino de lo más contenta a la
escuela. Su madre le había hecho un bocadillo de jamón con tomate, y un jugo de
moras.
Esteban se le acerco en el almuerzo
-¿Qué trajiste para almorzar?- pregunto Esteban con
curiosidad
-Un bocadillo-
-¿Bocadillo, y ese jugo es morado?- pregunto extrañado.
-Nunca has visto jugo de moras. Lo acabamos de
cosechar en el jardín. Las semillas nos
lo dio mi abuelo- respondiendo con tristeza
-¡Que raro! Nunca había visto una bebida de color
purpura- dijo Esteban extrañado.
-Tengo bastante, si quieres te doy un poco- le dijo
Estrellita sonriendo
-Gracias. ¡Que rico! Es ácido.- dijo Esteban
-Aquí hay buen terreno para sembrar. En mi casa lo
aprovechamos en lo máximo-
-Yo vivo del otro lado de la ciudad. No hay muchas áreas
verdes como aquí. ¿Qué has pensado lo que propuse ayer?- le preguntó a la niña.
-Me parece buena idea. Tal vez así aprenda más rápido-
dijo Estrellita aliviada.
La profesora se alegró mucho de que Estrellita había
hecho amistad con Esteban. Eso podría ayudar en su rendimiento escolar así que
propuso que las clases de Lengua la hiciesen en equipo.
Esteban y Estrellita se ayudaron mutuamente, y Estrellita
en menos de tres meses ya dominaba el idioma y leía bien las lecturas. La
profesora estaba muy contenta, y la felicito por sus esfuerzos. También había
percibido que Estrellita sabía mucho de las siembras de hortalizas y frutales.
No todos los habitantes sabían de ello ya que algunos Vivian en en el centro de
la Ciudad y no contaban con un terreno en donde sembrar. Muchos de los
alimentos lo adquirían en el mercado. Los padres de Estrellita eran
afortunados. Tenían una buena siembra de hortalizas, y algunas gallinas así que
nunca les faltaban huevos frescos por lo que le propuso a Estrellita que explicase a
sus compañeros todo lo referente a la siembra y cosecha de hortalizas.
Estrellita estaba muy contenta, y al volver a su casa les
relato todo a sus padres.
-Como me alegro hija. Estamos muy contentos por ti,
además me encanta que ya escribas el idioma. Sé que no ha sido fácil para ti,
pero ya era un peligro vivir en Texas- dijo triste su padre
-Además, aquí han sido muy amables con nosotros. Tu padre
tiene un buen trabajo, y la comida nunca nos falta-
-Fue buena idea venirnos. La gente peleaba por todo.
Todavía extraño mucho a mi abuelo- dijo con tristeza Estrellita ya conforme
-Él decidió quedarse, y no hubo manera de convencerlo-
dijo su padre
-Sin embargo le agradecemos todas las semillas que nos
regaló, y los libros de agronomía y botánica. Me ayudó mucho a empezar a
trabajar en nuestro nuevo hogar- dijo su madre suspirando.
-La profesora me propuso que conversase con mis compañeros
acerca del proceso de siembra y cosecha
ya que muchos de ellos no saben nada de ello ya que viven en el centro, y allí
no hay zonas agrícolas- dijo Estrellita
- Y, ¿Los vas ayudar?-pregunto su padre
-Si- dijo Estrellita asintiendo con la cabeza.
-¿Cuándo tienes la exposición? Se me ocurre llevarles
unos bocadillos a tus compañeros- propuso su madre
- El Viernes Me encanta la idea. Ellos no conocen las
moras, y por lo que veo tampoco las fresas- dijo pensativa Estrellita
-Ahora no es temporada de fresas. Es un poco caluroso, pero tengo moras guardadas en
una caja. Iba a llevarlas mañana a venderlas, pero puedo hacer una torta de
moras con crema en el horno-
-Gracias mamá- dijo
Estrellita brincando de alegría.
-Tenía tiempo que no la veía tan feliz- dijo la madre a
su esposo
-Qué bueno que está haciendo amigos, y tenga entusiasmo por
aprender- dijo con alivio el padre de
Estrellita.
Llego el día y Estrellita fue muy animada a la escuela.
Sus padres la acompañaron porque llevaba mucho peso. Estrellita tenía en la
mano los bocadillos y un jugo de Moras, y su madre llevaba la torta
Sus compañeros la recibieron con gran algarabía
imaginándose en como disfrutarían la tarta.
La profesora se acercó a los Padres de Estrellita. No se había
imaginado que Estrellita llevaría tan hermoso detalle.
-Al parecer la merienda va ser pronto. No queremos que la
torta se dañe. Verdad, chicos- dijo entusiasmada la profesora.
La profesora les dio las gracias a los Padres de
Estrellita por el apoyo a la escuela. Todos los padres no hacían esos detalles
a la escuela. Ambos se despidieron porque tenían que trabajar.
Estrellita estaba muy contenta así que les explico a sus compañeros
todo lo que sabía de la siembra y cosecha de hortalizas como de frutales.
Expuso que era importante el tipo de terreno, abono que utilizasen y tomar en
cuenta los factores climáticos porque había renglones agrícolas que no se daban
a determinadas temperaturas.
La niña percibió que había un espacio en su escuela que
se podía implementar un huerto Escolar, y los invito a realizar uno bajo su
asesoría. Podrían sembrar fresas, y moras en primavera. Eran temperaturas
ideales para ellas.
A sus compañeros les encantó la idea como a su profesora.
-Me parece magnifico Estrellita. Podemos realizar la
actividad en el horario de experiencias de exploración del ambiente-
Después de su exposición, los muchachos merendaron. Les
encanto la tarta. Nunca habían probado una tarta de moras con cremas.
-Me puedes dar la receta. Me gustaría hacer una
cuando tengamos la cosecha de Moras-
dijo María.
-Por supuesto, le preguntaré a mi mamá-
La organización del huerto conto con el entusiasmo de sus
compañeros. Limpiaron el terreno abonando después la tierra, y la semana
entrante sembraron semillas de fresas y moras.
Estrellita tuvo que asesorarse con su padre en cómo combatir las plagas ya que las
fresas a veces son presas de algunos animalillos, y su padre le dio unas
formulas ecológicas muy buenas así que no tuvieron muchos problemas con el
desarrollo de la siembra.
Todos los días sus compañeros revisaban el huerto para
ver cómo se desarrollaba hasta que llego el día en que salieron las primeras
moras y fresas. Ese día no tuvieron clases ya que se dedicaron a cosechar todas
las frutillas. Más de uno se atraganto con unas cuantas ya que no hay algo más
delicioso que probar las frutillas recién cosechadas.
Realmente fue todo un éxito la implementación del huerto
escolar, y Estrellita contó con el respeto, admiración y cariño de todos sus compañeros.
Las noticias volaron por toda Atlántida, y muchas
familias estaban deseosos de conocer más acerca de la agricultura ya que sus
hijos les llevaban las frutillas cosechadas. La familia de Estrellita fue
aceptada con el tiempo y muchos hicieron amistad con ellos ya que tenían
curiosidad de conocer en sus adentros como era esa familia que provenía del
otro lado del mar, y la calidad humana que brindaban a todos.
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