viernes, 13 de enero de 2017

LA NUEVA ATLANTIDA



Mucho se ha escrito acerca de la civilización de la Atlántida. Muchos afirman que fue fundada en conjunto con seres estelares y que lograron grandes avances en el área de la Tecnología y otras Ciencias, pero lo cierto es que la soberbia la hundió. Nadie tiene pruebas, pero lo cierto es que  en este siglo nadie ha descubierto restos de dicha prodiga civilización aunque siguen esperanzados buscando.

Con el correr de los siglos surgió otra vasta civilización. La llamaron la Nueva Atlántida. Floreció después de grandes dificultades en nuestro querido planeta, y de ello se trata esta historia.
Atravesando el estrecho de Berling encontramos una gran civilización fundada hace unos doscientos años. Sus habitantes habían aprendido a convivir y manejar adecuadamente la Ciencia y Ecología como aprendido a respetar a todos los seres vivos conviviendo con sus cualidades, defectos y diferencias.

En esta civilización no existe la Tecnología tal cual como la conocemos hoy en día. No hay computadoras, ni móviles, redes electrónicas y por supuesto no existían vías electrónicas en las comunicaciones. Los ciudadanos son  amistosos y resuelven los problemas como hacíamos nosotros en la década del 60 y 70.

Cuentan los ancianos más antiguos de la Nueva Atlántida  que su civilización fue fundada después del gran cataclismo ocurrido en nuestro Planeta. Nuestro querido Planeta Azul fue muy herido, y pasó factura a muchos al cambiar el movimiento vibratorio. Sin embargo, en ese momento histórico de cambios muchos ayudaron en germinar pequeñas semillas que posteriormente fueron los Ciudadanos que lucharon por el cuidado de nuestro querido planeta. Estos ciudadanos no olvidaron a sus maestros, y todo aquello que le enseñaron, y, en consecuencia  fundaron movimientos ecologistas para rescatar al reino vegetal, animal y sobre todo sembrar consciencia en los seres humanos que se habían perdido tanto en el camino. Fue un trabajo de semillita y de gotas, pero las plantas crecieron y nuestro Planeta pudo ser rescatado con el apoyo de nuestros  amigos estelares.

Fueron tiempos duros para la humanidad. Las luchas de poder se encontraban presente día a día, la rabia, la ira como la violencia era el pan de cada día, y trabajar en pro de la humanidad en esos momentos constituyo un gran mérito de parte de  aquellos sembradores.

Gracias a las continuas guerras, contaminación y Tecnología mal usada. Un buen día nuestro planeta  sucumbió, y los seres  humanos permanecieron en la oscuridad tecnológica. Y fue entonces que el hombre tuvo que aprender a convivir sin ella recordando con apoyo de sus mayores como era la vida en años lejanos ya que la esperanza tiene que permanecer intacta siempre.
Todas las fábricas se arruinaron, y todas aquellas empresas productoras de alimentos se pararon porque desgraciadamente los químicos estaban presentes en todos ellos. Entonces el ser humano se tuvo que ingeniar y fue necesario una limpieza del planeta. Empezaron a surgir movimientos ecologistas que enseñaron en como sembrar, y cosechar frutas y verduras sanas. Fue un trabajo arduo, pero al  no existir más fábricas las fuentes de contaminación fueron desapareciendo y las plagas presentes en la siembra fueron esfumándose. Las enfermedades no hicieron acto de presencia ya el hombre de esos tiempos tuvo que alimentarse sanamente.
Los niños aprendieron a jugar sin un móvil en la mano, los docentes tuvieron que ingeniarse nuevas estrategias de aprendizaje en las escuelas y descubrieron que el aprendizaje es más divertido en el espacio exterior, y que la solidaridad, deseos de aprender situaciones nuevas era más importante que la competencia que había sido adoptado en la antigua sociedades. Fue un proceso de cambio de más de 50 años, pero se logró el objetivo gracias al apoyo de grandes comunicadores, artistas y una nueva religión apareció. El amor hacia el universo y todo aquello que se encuentra en su entorno como a nuestros semejantes. Y fue así como se fundó la Nueva Atlántida que se convirtió en la nueva sociedad que poblaría a nuestro bello planeta azul.

Sin embargo, algunos de los  ciudadanos Atlantes vinieron después como fue el caso de la familia de Estrellita. Llegaron hace aproximadamente hace un mes huyendo de las otras zonas existentes geográficas  que se encontraban en proceso de construir un nuevo planeta habitable, y todavía existían  las pugnas entre sus habitantes.
Estrellita era una niña muy tímida de un color azabache y unos ojos verdes aceitunados. No hablaba mucho con sus compañeros de la escuela ya que había vivido terribles impresiones en su pasado y no confiaba en consecuencia en las personas.
Al llegar a la nueva Atlántida, Suarez expuso con claridad las reglas de convivencia a la nueva familia. Ellos lo aceptaron ya que pensaron que podría ser un cambio de vida para ellos. Le proporcionaron un trabajo y por supuesto Estrellita tuvo que ir a la escuela rápidamente.
Estrellita descubrió que no había espacios cerrados para estudiar, y que la escritura la aprendían en hojas de papiro. Era una lengua extraña, era como aprender un nuevo idioma. Aprendió a contar, sumar y restar con el Abaco. Eso no le costó mucho, pero el lenguaje era difícil porque su escritura era jeroglífica. En ocasiones permanecía lejos del grupo jugando con las flores y distraída con el pasar de los pájaros en el cielo.
Su profesora la observaba diariamente cerca de ella tratando de integrarla al grupo, pero ya las estrategias se le estaban acabando. Era una mujer paciente, y pensaba que algún día se adaptaría a su nuevo hogar.
Esteban la miraba con curiosidad. Ambos tenían la misma edad. Le llamaba la atención esa muchacha tan arisca, así que un decidió acercársele
-Hola Estrellita-
-¿Qué quieres? Seguro que te vienes a burlar de mi porque no se escribir y menos leer- le dijo molesta.
-Me he dado cuenta que eres muy buena en las Matemáticas. Yo soy pésimo. Apenas puedo realizar sumas complejas usando el Abaco. ¿Me podrías ayudar?-
-Tal vez-observando que los otros niños los miraban fijamente con recelo
-No te preocupes por ellos. No te conocen, pero tú tampoco le das ninguna oportunidad- le dijo Esteban con reproche.
Estrellita bajo la cabeza. Sabía que tenía razón. Tenían un mes en Atlántida, y todavía le parecía Todo tan nuevo.
-Yo te puedo ayudar con la lengua si tú me ayudas con las matemáticas, y así nos ayudamos los dos- le propuso Esteban
-Déjame pensarlo- dijo Estrellita desconfiada aunque era una manera buena de ir encajando.
Al día siguiente Estrellita vino de lo más contenta a la escuela. Su madre le había hecho un bocadillo de jamón con tomate, y un jugo de moras.
Esteban se le acerco en el almuerzo
-¿Qué trajiste para almorzar?- pregunto Esteban con curiosidad
-Un bocadillo-
-¿Bocadillo, y ese jugo es morado?- pregunto extrañado.
-Nunca has visto jugo de moras. Lo acabamos de cosechar  en el jardín. Las semillas nos lo dio mi abuelo- respondiendo con tristeza
-¡Que raro! Nunca había visto una bebida de color purpura- dijo Esteban extrañado.
-Tengo bastante, si quieres te doy un poco- le dijo Estrellita sonriendo
-Gracias. ¡Que rico! Es ácido.- dijo Esteban
-Aquí hay buen terreno para sembrar. En mi casa lo aprovechamos en lo máximo-
-Yo vivo del otro lado de la ciudad. No hay muchas áreas verdes como aquí. ¿Qué has pensado lo que propuse ayer?- le preguntó a la niña.
-Me parece buena idea. Tal vez así aprenda más rápido- dijo Estrellita aliviada.
La profesora se alegró mucho de que Estrellita había hecho amistad con Esteban. Eso podría ayudar en su rendimiento escolar así que propuso que las clases de Lengua la hiciesen en equipo.
Esteban y Estrellita se ayudaron mutuamente, y Estrellita en menos de tres meses ya dominaba el idioma y leía bien las lecturas. La profesora estaba muy contenta, y la felicito por sus esfuerzos. También había percibido que Estrellita sabía mucho de las siembras de hortalizas y frutales. No todos los habitantes sabían de ello ya que algunos Vivian en en el centro de la Ciudad y no contaban con un terreno en donde sembrar. Muchos de los alimentos lo adquirían en el mercado. Los padres de Estrellita eran afortunados. Tenían una buena siembra de hortalizas, y algunas gallinas así que nunca les faltaban huevos frescos por lo  que le propuso a Estrellita que explicase a sus compañeros todo lo referente a la siembra y cosecha de hortalizas.
Estrellita estaba muy contenta, y al volver a su casa les relato todo a sus padres.
-Como me alegro hija. Estamos muy contentos por ti, además me encanta que ya escribas el idioma. Sé que no ha sido fácil para ti, pero ya era un peligro vivir en Texas- dijo triste su padre
-Además, aquí han sido muy amables con nosotros. Tu padre tiene un buen trabajo, y la comida nunca nos falta-
-Fue buena idea venirnos. La gente peleaba por todo. Todavía extraño mucho a mi abuelo- dijo con tristeza Estrellita ya conforme
-Él decidió quedarse, y no hubo manera de convencerlo- dijo su padre
-Sin embargo le agradecemos todas las semillas que nos regaló, y los libros de agronomía y botánica. Me ayudó mucho a empezar a trabajar en nuestro nuevo hogar- dijo su madre suspirando.
-La profesora me propuso que conversase con mis compañeros acerca del  proceso de siembra y cosecha ya que muchos de ellos no saben nada de ello ya que viven en el centro, y allí no hay zonas agrícolas- dijo Estrellita
- Y, ¿Los vas ayudar?-pregunto su padre
-Si- dijo Estrellita asintiendo con la cabeza.
-¿Cuándo tienes la exposición? Se me ocurre llevarles unos bocadillos a tus compañeros- propuso su madre
- El Viernes Me encanta la idea. Ellos no conocen las moras, y por lo que veo tampoco las fresas- dijo pensativa Estrellita
-Ahora no es temporada de fresas. Es un  poco caluroso, pero tengo moras guardadas en una caja. Iba a llevarlas mañana a venderlas, pero puedo hacer una torta de moras con crema en el horno-
-Gracias mamá- dijo Estrellita brincando de alegría.
-Tenía tiempo que no la veía tan feliz- dijo la madre a su esposo
-Qué bueno que está haciendo amigos, y tenga entusiasmo por aprender- dijo con alivio el padre  de Estrellita.
Llego el día y Estrellita fue muy animada a la escuela. Sus padres la acompañaron porque llevaba mucho peso. Estrellita tenía en la mano los bocadillos y un jugo de Moras, y su madre llevaba la torta
Sus compañeros la recibieron con gran algarabía imaginándose en como disfrutarían la tarta.
La profesora se acercó a los Padres de Estrellita. No se había imaginado que Estrellita llevaría tan hermoso detalle.
-Al parecer la merienda va ser pronto. No queremos que la torta se dañe. Verdad, chicos- dijo entusiasmada la profesora.
La profesora les dio las gracias a los Padres de Estrellita por el apoyo a la escuela. Todos los padres no hacían esos detalles a la escuela. Ambos se despidieron porque tenían que trabajar.
Estrellita estaba muy contenta así que les explico a sus compañeros todo lo que sabía de la siembra y cosecha de hortalizas como de frutales. Expuso que era importante el tipo de terreno, abono que utilizasen y tomar en cuenta los factores climáticos porque había renglones agrícolas que no se daban a determinadas temperaturas.
La niña percibió que había un espacio en su escuela que se podía implementar un huerto Escolar, y los invito a realizar uno bajo su asesoría. Podrían sembrar fresas, y moras en primavera. Eran temperaturas ideales para ellas.
A sus compañeros les encantó la idea como a su profesora.
-Me parece magnifico Estrellita. Podemos realizar la actividad en el horario de experiencias de exploración del ambiente-
Después de su exposición, los muchachos merendaron. Les encanto la tarta. Nunca habían probado una tarta de moras con cremas.
-Me puedes dar la receta. Me gustaría hacer una cuando  tengamos la cosecha de Moras- dijo María.
-Por supuesto, le preguntaré a mi mamá-
La organización del huerto conto con el entusiasmo de sus compañeros. Limpiaron el terreno abonando después la tierra, y la semana entrante sembraron semillas de fresas y moras.
Estrellita tuvo que asesorarse con su  padre en cómo combatir las plagas ya que las fresas a veces son presas de algunos animalillos, y su padre le dio unas formulas ecológicas muy buenas así que no tuvieron muchos problemas con el desarrollo de la siembra.
Todos los días sus compañeros revisaban el huerto para ver cómo se desarrollaba hasta que llego el día en que salieron las primeras moras y fresas. Ese día no tuvieron clases ya que se dedicaron a cosechar todas las frutillas. Más de uno se atraganto con unas cuantas ya que no hay algo más delicioso que probar las frutillas recién cosechadas.
Realmente fue todo un éxito la implementación del huerto escolar, y Estrellita contó con el respeto, admiración y cariño de todos sus compañeros.
Las noticias volaron por toda Atlántida, y muchas familias estaban deseosos de conocer más acerca de la agricultura ya que sus hijos les llevaban las frutillas cosechadas. La familia de Estrellita fue aceptada con el tiempo y muchos hicieron amistad con ellos ya que tenían curiosidad de conocer en sus adentros como era esa familia que provenía del otro lado del mar, y la calidad humana que brindaban a todos.




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