Pluma Ligera no era como los otros niños de la Tribu. No
le interesaba en absoluto la caza de los Bisontes. Consideraba que aquellos eran
sus hermanos de la Tierra. A su madre le preocupaba su actitud ya que la tribu
vivía de la caza de los búfalos y Bisontes, y no iba a contar con el apoyo de Búho
Sonriente en su vida futura,
Pluma Ligera había nacido una noche de Luna llena.
Relataba su madre que la luz era tan radiante que ilumino con claridad el nacimiento del niño. Su madre consideraba que
era un presagio. Confiaba que fuese para bien. A medida que fue creciendo Pluma
Ligera se convirtió en el muchacho más
colaborador de la tribu. Sabia armar y desarmar rápidamente los Tipis cuando
tenían que mudarse, conocía todas las hierbas medicinales y se las entregaba al
curandero, quien siempre lo vio con desconfianza. Además era el mejor pescador
de todos los lagos y construía unas canoas sin igual.
Pluma Ligera pertenecía a la Tribu de Pies Negros. Eran nómadas
ya que su fuente de alimentación eran los bisontes. Raramente comían aves y de
vez en cuando pescaban de los lagos cuando no era época de cacería por lo que
se tenían que estar moviendo entre las planicies.
Pronto seria la ceremonia del rey Sol, y ya el chamán
conocía los posibles guerreros y mejores cazadores de la Tribu. Por lo que no entendía
la actitud de ese muchacho tan apacible y despreocupado. Águila Roja conocía a
la familia de Pluma Ligera desde hace años, inclusive recordó que el muchacho había
nacido en una luna llena, indudablemente era un mal presagio. Con su actitud no
iba aportar en nada a su comunidad, y podría ser un estorbo entre los jóvenes
que ya poco lo toleraban por sus extraños intereses.
Por otra parte, Pluma Ligera disfrutaba mucho de su
soledad ya que no le gustaba estar rodeado de grandes grupos aunque sabía que
le ocasionaba algunos enemigos. Cuando vio a Águila Roja dirigirse a su tienda
pensó en lo peor.
-¡Hola Golondrina! Dentro de dos lunas llenas vamos a
realizar la ceremonia al nuestro querido Rey sol. ¿Qué vas hacer con tu hijo?
Se dé su actitud de falta de compromiso a las actividades de caza. Ni siquiera
mostro interés en conseguir un caballo a los diez años. ¿Hasta cuándo lo vas a
proteger?- le reclamó el Chaman a la madre de Pluma Ligera
-Él ha sido tan buen muchacho. Incluso te ha conseguido
todas las hierbas medicinales que has necesitado cuando enfermo Búho Sonriente-
dijo con tristeza su madre.
-Tiene que involucrarse en las actividades de Caza. Hemos
sido tolerantes. Esos son trabajo de mujeres- dijo duramente el Chaman.
Golondrina permaneció callada. Sabía que su hijo tenía
una conexión especial con la naturaleza, y todos los seres vivos, pero temía
por él.
Pluma Ligera permaneció a la distancia percatándose por
el semblante de Águila Roja de que todo podría convertirse en un problema para él,
y su familia, así que decidió irse. Se iría en cuando la Luna sonriera, y cuando
todos durmiesen. El rio no estaba lejos, y había oído de otra comunidad que no
vivía de tradiciones tan rígidas. Iba a lamentar abandonar a su familia, pero
ya tenía 17 años.
Al día siguiente hablo con su madre.
-Madre, me voy a ir de la tribu. No voy a participar en
la danza del Sol. Me duele como nuestros hermanos Bisontes mueren en las cacerías.
A veces Jaguar es tan cruel. Pareciera que disfrutase matando esos pobres
animales- dijo Pluma Ligera
-Es nuestro medio de sustento. Tenemos que alimentarnos
en invierno. No seas terco- dijo su madre con severidad
-Precisamente por eso tengo que irme. Me iré mañana en el
anochecer No quiero convertirme en un cazador que mata cruelmente a esas
criaturas- dijo firmemente Pluma Ligera
Su madre lo vio con tristeza sabía que no había poder
para convencerlo.
Pluma Ligera organizo todo para irse. Tenía guardada unas
hierbas medicinales. No se las había entregado todas al desagradable de Águila Roja. Nunca le había caído bien.
Esa Noche se fue caminando, y decidió acampar hasta el día siguiente para agarrar el rio
grande y trasladarse hasta la otra comunidad.
Cuando Águila Roja se enteró que el muchacho había
desaparecido enfureció.
-En vista de que no le interesa nuestra comunidad, no
podrá venir de regreso jamás. En mi opinión este desterrado- dijo con dureza.
Ni Búho Sonriente pudo hacer nada. El Chaman tenia mucho
poder. Tenía miedo que lanzase una maldición y les tocase días de hambruna a la
tribu.
Al día siguiente, Pluma Ligera llego hasta el Rio. Era
muy caudaloso. A pesar de ello, sin pensarlo decidió navegar. Tuvo que esquivar
varias rocas. Menos mal que era bueno navegando. Estuvo navegando por horas
hasta que deslumbro una orilla, y se dirigió a la misma. Estaba agotado. Camino
unos cuantos pasos, y descanso un buen rato al lado de un arbusto.
De repente escucho pasos. Saco su arco y flecha, y con
sorpresa descubrió una linda muchacha de un color de piel aceitunado y un
cabello más negro que el azabache.
-¿Qué haces aquí solo? ¿Y tú caballo? Es peligroso que
andes solo. Las casas rodantes se encuentran cerca- dijo la muchacha
-¿Casas Rodantes? Nunca había oído hablar de eso- dijo el
muchacho sin pensarlo dos veces.
-¿De dónde vienes? ¿Eres de la comunidad de los pies negros?- observando sus mocasines
- Así es, pero no voy a volver con ellos- respondió con
dureza
-Supe por mi padre que han pasado una mala racha- dijo la
muchacha
-No me interesa- respondió adolorido recordando al
antipático del Chaman.
-No han podido cazar búfalos. Los hombres blancos de las
casas rodantes han acabo con unos cuantos- Eso me dijo mi hermano que siempre
le gusta salir con sus amigos por otras fronteras.
-Ven conmigo.- dijo la muchacha extendiéndole la mano.
Pluma Ligera lo acepto y la acompaño a la comunidad.
La muchacha lo presento a su familia y amigos. Al verlo
con la canoa en la espalda lo miraron extrañados.
-¿Qué llevas en la espalda? Pregunto un hombre ya mayor.
-Es una canoa. Así me traslado en los ríos mostrándole
también los remos.
-Veo que no tienes caballo. Estas lejos de tu tribu. Supe
que los indios de las planicies han tenido mala suerte en la cacería, pero
seguro que vendrán tiempos mejores- dijo
el hombre brindándole esperanzas.
-Nosotros vivimos de la agricultura, y de vez en cuando
pescamos en los ríos. Te mostraré el campamento.- dijo la muchacha jalándolo
por la mano.
Pluma Ligera vio con sorpresa una siembra de maíz. Nunca había
visto algo igual. Y sus tiendas no eran con sus Tipis., parecían unas casas con
paja... Secaban los pescados en una vara y lo asaban en una roca negra.
-Nosotros tampoco hemos tenido suerte con los peces. Hay
muy pocos en el rio- dijo la muchacha
-¿Cómo te llamas? No se tu nombre- sonrojándose un poco
-Me llamo Luna Sonriente-
-Yo me llamo Pluma Ligera. Yo puedo ayudarlos con la
pesca. Del otro lado del rio puede haber más pescados- dijo el muchacho
esperanzado.
Después de ver el campamento. Luna Ligera lo llevo a una
tienda donde podía descansar. Allí vivía su abuelo y hermanos. No habría
problemas.
-Él es amigo. Viene de lejos-
-No hay problema. Hay espacio en la tienda-\
Pluma Ligera durmió profundamente. A primera hora de la mañana
ya Luna Sonriente le había puesto labores de trabajo.
-Como te manejas bien con esa nave, sería bueno que nos
consiguieras comida.
Pluma Ligera asintió. Tanteo el territorio, y navego rio abajo y decidió pescar lanzando la
carnada.
Había bastantes peces, y muchísimos salomones. Llevo una
gran cantidad en una cesta.
Al regresar todos estaban impresionados por la cantidad
de peces.
-¿Dónde los conseguiste?- pregunto un muchacho joven que permanecía
al lado de Luna Sonriente.
-Rio abajo- dijo sonriendo
-¿Podemos acompañarte algún día?- Pregunto el muchacho
-Por supuesto, y les puedo enseñar como hacer las naves
también- dijo riéndose
Pluma Ligera se sentía muy feliz ya que era aceptado por
la comunidad. Les enseño a los más jóvenes a construir sus propias canoas, y
como remarlas en el rio.
Pasaron los años, y la simpatía entre Luna Sonriente y él
se convirtió en amor, y decidieron formar una familia.
-¿No extrañas a tu familia?- le pregunto un día Luna
Sonriente
-Sí, Sobre todo a mi madre-
-Han pasado cinco años. Sé que las casas rodantes se
están trasladando a las planicies. Hay búfalos todavía, pero sé que esa gente tiene unas armas que escupen fuego
y son muy dañinos- dijo la muchacha acariciando a su hijo.
-Pero, ni siquiera tengo idea donde podrán estar. Ellos
son nómadas- dijo Pluma Ligera con duda.
-Mi hermano va ir a las planicies. Va hacer negocios de
intercambio con Búho Sonriente- dijo la mujer.
-Todavía vive-
dijo pensativo
-Deberías acompañarlo, y así le avisas a tu familia y a
tu gente-
Al día siguiente Pluma Ligera hablo con el hermano de
Luna Sonriente y lo acompaño.
-¿Sabes montar el caballo? – le pregunto riendo
-Claro. Ya aprendí.
Fueron a caballo por una semana acampando en sitios
seguros de animales. El hermano de Luna Sonriente se conocía bien el terreno
hasta que llegaron a la comunidad de Pies Negros, y fue allí que Pluma Ligera
se enfrentó a Búho Sonriente y el Chaman que estaba más viejo.
-¿Pluma Ligera? ¿Eres tú?- preguntó Búho Sonriente
-¿Qué hace el aquí? No eres bienvenido muchacho. Mañana
nos vamos. Esas casas rodantes vienen pronto, y no hay muchos búfalos- dijo con
rabia Águila Roja.
-Los podemos ayudar, y serán bienvenido a nuestra
comunidad, pero nosotros no somos cazadores- dijo el muchacho.
-Veo que te ha ido bien- dijo con simpatía Búho
Sonriente.
-Decisión tomada. No hay casi búfalos, y esos hombres
blancos nos están pisando los talones. Ve y dile la comunidad que recojan los
Tipis que nos vamos a un lugar más seguro-
Águila Roja fue a regañadientes. Ya estaba viejo, y pocos
lo escuchaban.
Búho Sonriendo se reunió con el hermano de Luna
Sonriente. El muchacho le llevo maíz, y otros renglones de agricultura que no
conocían los Pies Negros.
-¿Y qué quieres a cambio?-
-Unos mocasines para alegrar nuestro invierno-le respondió
-No tenemos muchos pero en la tienda de Colibrí hay
bastantes todavía-
Al día siguiente recogieron todos sus Tipis, y se fueron
con sus carromatos, y caballos a la otra comunidad. Fueron una semana a
caballo. Los niños estaban cansados y los mayores agotados.
La comunidad de Luna Sonriente los recibió con los brazos
abiertos. Les enseñaron como sobrevivir, y Pluma Ligera les mostro todos sus
trucos de pesca.
Búho Sonriente y los otros miembros de la comunidad de
los Pies Negros reconocieron que habían sido duros con él, y ahora le debían
prácticamente la vida, pero como Pluma Ligera no guardaba rencor en su corazón
trato de que se sintieran como si fuese su otra casa, y con el tiempo las dos
comunidades se convirtieron en la Nación
India más sólida de Canada porque así lo recordaban las otras generaciones.
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