CAPITULO III
EL CENTRO COMUNITARIO
María se vistió,
y desayuno rápidamente para dirigirse a su escuela.
En el receso le relato todo a Pedro. El muchacho
estaba sorprendido, pero estaba seguro que su amiga hablaba con la verdad. Además
la planta provenía de sus amigos interplanetarios. Se preguntaba de qué planeta
lo habrían traído.
-Esta tarde voy al Centro Comunal. ¿Quieres
acompañarme?-
-Tengo cosas que hacer. Además tú eres muy buena
hablando con la gente. Te lo dejo todo a ti. Después me cuentas- dijo Pedro
dándole un golpecito en los hombros.
-No te preocupes. Después hablamos-
María no perdió tiempo, y esa misma tarde se dirigió
al Centro Comunitario para hablar con el papá de Efraín. Quería organizarse lo más
pronto posible. Toco el timbre, y abrió la puerta El señor Luis.
-Hola María. Que sorpresa verte-
-Justamente quería hablar con Ud.
-¿En qué puedo ayudarte? Acabo de terminar de
construir unas mesas para aquel salón. Cada vez vienen más personas al centro.
Es bastante trabajo.-
- Quería conversar con Ud. ya que Pedro y yo queremos formar unos clubes para los vecinos y la comunidad que pueden ser de su interés,
pero necesitamos su ayuda. ¿ Que
opina?
-Realmente me caes como un Ángel del cielo. Cada
vez viene más gente, y mi esposa está embarazada y no puede atender tantas
personas.
-La idea es formar clubes de Astronomía, Arte,
letras, ecología, teatro y música. Muchos de mis compañeros tienen intereses muy amplios y así
beneficiaríamos a todos. Y si nos lo facilita, nosotros mismos acondicionaríamos
los espacios.
-Maravilloso. ¿Cuándo empiezan?, así aprovecho y
le doy a Clara las noticias-
-Tengo que organizarme con mis compañeros e
informarles, pero seguro que va ser pronto. Muchas gracias Sr Luis, no tiene
idea como se lo agradezco.
María se fue muy contenta a su casa. Mañana mismo
hablaríamos con sus compañeros acerca de su plan, pero fue entonces que se le ocurrió
una maravillosa idea, invitar a sus compañeros a una fiesta. Su Madre no lo objetaría siempre que no lo
hiciesen desastres en la casa.
Esa noche llamo
a Pedro, quién estaba ya terminando de realizar sus tareas.
-Hola Pedro. Se me ocurrió una idea. Vamos hacer
una fiesta en mi casa, y así aprovechamos e invitamos a los muchachos del salón-
- Y, ¿A tus padres
no le importan? Somos muchos- respondió Pedro con preocupación.
-No, si hacemos una pequeña fiesta en el jardín.
Yo podría hacer una torta de chocolate, y contribuyo con la bebida- dijo María
con entusiasmo.
-Yo hago los
pasapalos y las galletas- pensando ya de antemano que iba hacer.
-Se me ocurre realizar unas pequeñas tarjetas de
invitación. Eso le gusta a todo el
mundo.
-Fantástico, y así aprovechamos y nos reunimos con
ellos y organizamos todo lo de los clubes-
-Claro, y las buenas noticias son que el Señor Luis
nos da un espacio en su centro.
-No nos podría ir mejor, te dejo, tengo que
terminar de estudiar-
-Okey, mañana hablamos. Voy a diseñar las
invitaciones-
Después de las actividades escolares, María llamo
a todos sus compañeros para invitarlos a una fiesta el sábado en su casa. Sería
algo sencillo. Solo una torta, galletas y bebidas. María entrego las
invitaciones, y todos sus compañeros estaban muy animados inclusive el menos
sociable, y es que María llegaba al corazón de todos.
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