Caperucita era una niña muy coqueta como ninguna en todo el bosque. Sus amigas decían que era demasiado presumida ya que todos los días se vestía de un vestido diferente. Se pintaba los labios con un color rojo escarchado y se maquillaba sus mejillas con estrellitas fugaces. Es que además la niña era una gran artista y una gran de diseñadora. Pasaba horas diseñando sus vestidos y originales zapatos. Dibujaba en ellos figuras geométricas tales como círculos, triángulos, Arcoíris y bellísimas estrellas y después los pintaba con colorantes obtenidos del bosque.
Sin embargo no contaba con la amistad de las muchachas del vecindario ya
que le tenían envidia de su extraordinario talento.
-Allí viene Caperucita. Seguro viene presumir de sus zapatos y vestidos- Decía
María
-Es muy extraña. Usa esos trajes tan
raros. Nunca había visto tantas formas y colores- dijo Milagros con desagrado.
-Su abuela dice que ella misma los diseña- dijo Carlota
-¡No creo! Eso se los hace su abuela- respondió María.
-¡Hola muchachas! ¿Cómo están?- les pregunto.
-¡muy bien! – le respondió fastidiada Milagros.
- ¿Te enteraste de la fiesta de Blanca nieves? – le dijo María
-¡Hay una fiesta! No me la voy a perder-
-Sin embargo, tienes que ir con una pareja, y por lo que se no tienes a
nadie- le dijo muy antipáticamente Milagros
-Allí te equivocas. Tengo a mi amigo Luis.-
-¡Luis! No lo conozco- dijo sorprendida María.
-Menos mal porque eres bien antipática y jamás te lo presentaría- le
contesto Caperucita
- Vámonos muchachas. Con esta chica no se puede entablar ninguna
conversación, y seguro que todo es mentira- dijo Laura alejándose de
Caperucita.
Caperucita se dirigió a una pequeña vereda hasta encontrar a su amigo Luis.
Luis era un lobito muy apuesto. Usaba una chaqueta muy a la moda que le había
diseñado Caperucita, y unos pantalones ajustados. Y sus zapatos no se quedaban
atrás, eran de cuero color canela con estrellas
-Hola Luis. ¿Te enteraste?- le dijo Caperucita
-¿De qué?- pregunto extrañado
-Hay un baile en el castillo de Blanca Nieves. ¿Te gustaría ir? –
-Con esta pinta. Me botarían antes de entrar- dijo Luis preocupado
-No te preocupes. Yo soy amiga de la hada madrina de Cenicienta. Seguro que
resolveremos-
Caperucita se había hecho muy amiga de Luis. Le encantaba como se vestía, y
su espontaneidad.
-Tengo mucha hambre- dijo Luis
- Te traje tus buñuelos favoritos- sacándolos rápidamente del bolsillo de
su vestido.
¡Que ricos! ¿Lo preparaste?-
¡No! Los hizo mi abuelita.
-Por cierto, ¿Cuándo es la fiesta? – Pregunto el lobo engulléndose los
buñuelos.
-Mañana en la tarde. ¿Te animas?-
- Por supuesto. Espérame cerca del riachuelo.
Caperucita estaba muy emocionada. Cuando
llego a su casa se encerró en su cuarto a diseñar un lindo vestido. El
amarillo era muy chillón, el marrón era muy oscuro, el verde le gustaba, pero
encontró en el fondo del armario una tela de un color azul eléctrico. La
agarro, y se hizo un precioso vestido, lo decoro con guirnaldas y estrellas
doradas. Paso toda la noche cosiéndolo hasta que lo termino. Estaba agotada.
Al día siguiente descanso durante toda la mañana. Se desayunó con unos
ricos wafles y los baño con miel. Estaban divinos. Se preguntaba como iría su
amigo Luis. Él era una lobito de sorpresas. Le encantaba su originalidad
En la tarde fue a buscarlo en el riachuelo como habían acordado. Estaba tan
guapo.
-Guau. Que bien te ves. Me gusta tu chaqueta. Esa es nueva-
-Mimosa me la hizo-
-Esa oveja regañona- protesto Caperucita.
- Es muy agradable cuando la tratas. Se había antojado de unos arbustos muy
ricos, y se los lleve. Y me diseño esta preciosa chaqueta. Sin embargo, las
tuyas son más lindas.- dijo riéndose el lobito.
-Huelo a perfume- dijo Caperucita
-¿Te gusta? Huele- le dijo el lobito acercándose a Caperucita.
-Que rico- Huele a miel de abejas.
-Vámonos, se hace tarde- dijo Caperucita
-Allí está Linda. Vamos hablar con ella primero.
Cuando Linda vio al Lobo, se asustó muchísimo, y se escondió detrás de un
arbusto.
-Linda, él es mi amigo del que te hable.
-Es un lobo…-dijo temblando
- Habíamos hablado de eso- dijo Caperucita ya fastidiada.
- Me dijo Caperucita que podías
ayudarme a entrar al baile- le dijo el lobo suplicante
- Si. Pero me tienes que prometer que no te vas a comer a nadie-
- Eso da asco. Yo vine a divertirme-
-Se pueden ir por ese cobertizo. Si lo atraviesan entraran a la fiesta sin
ser vistos.
Luis y Caperucita entraron sin problemas. Cuando llegaron al salón principal estaban impresionados. Que bellas
decoraciones. A Caperucita le encantaron los manteles. Que increíbles. Estaban
bordados con rosas y girasoles. Estaba tan distraída que no se dio cuenta que
Luis se desapareció.
-¿Dónde estará Luis?-
- Caperucita. Mira este pastel. Es de chocolate con fresas. Me lo voy a
comer-
-¡Tanta hambre tienes!-
De repente empezó a sonar la música. Era un rock de los años 60.
-¡Ven! Vamos a bailar- le dijo Caperucita jalándolo por una de sus patas.
Resulta y acontece que Luis era un excelente bailarín. Bailaron toda la
noche sin descanso. Ni la música Disco, ni el Rock los canso.
Ambos pasaron desapercibidos hasta que Blanca Nieves quiso conocer a la
maravillosa pareja.
Cuando los vio quedo estupefacta. Era un lobo aunque muy bien vestido.
Cuando lo vio se asustó muchísimo. Ya Luis se imaginaba lo que pasaría.
-Vámonos – Le dijo rápidamente a su
amiga.
-Cenicienta se le acerco, pero ella no grito para nada. Le había visto como
bailaba.
-¿Quieres bailar conmigo? Bailas fabuloso.- Le propuso Cenicienta.
-No te importa amiga-
- Estoy un poco cansada. Diviértete.
El hecho es que Luis y Cenicienta bailaron unas cuantas piezas hasta
terminar la fiesta.
Los demás estaban escandalizados. La bella Cenicienta en vez de bailar con
su príncipe estaba bailando con un lobo.
Cenicienta se acercó a Caperucita observándola detenidamente.
-¿Y esa ropa tan bonita?-
-Las diseño yo- respondió
-Incluso me diseño una chaqueta de lo más bonita. Es un artista- dijo Luis
elogiándola
-Me puedes enseñar. Me aburro mucho en este castillo.-
-Pues sí... acércate mañana a mi casa y te muestro todo-
Caperucita y Luis se fueron ya agotados de la fiesta, y se dirigieron al
bosque
-Me divertí muchísimo amiga, gracias- le dijo Luis.
-¿Qué traes allí en tu chaqueta?-
-Chocolate. Me gusta demasiado- dijo relamiéndose el hocico.
Caperucita le dio un tremendo abrazo al lobo ante la sorpresa de este de
despedida.
Cenicienta fue al día siguiente a
visitar a Caperucita, y vio las bellezas que hacía.
-Si quieres te ayudo, y tú me orientas como coser la tela-
-No me caería nada mal una ayuda- le respondió sonriendo.
De allí en adelante Caperucita se hizo muy amiga de Cenicienta. A la
princesa le encantaban los diseños de su amiga, y decidió ayudarla un poco, y
de vez en cuando se escapa este trio a fiestas en el reino con las mejores
pintas, y por supuesto nuestro amigo Luis nunca faltaba a ellas.
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