viernes, 23 de abril de 2010

El Libro de mi abuelo




Capitulo XI
El Libro de mi abuelo

Ya todos nos estábamos acostumbrar a las irregularidades que ocurrían en Atlántida. Miguel estaba cada vez mas enfadado ya que se encontraba cada vez mas acosado por el inescrupuloso de Centella. Y el pueblo también se estaba tornando violento e intolerante. Sin embargo Centella los había podido detener mediante amenazas. Sin embargo todo era cuestión de tiempo de que la gente saliera a la calle. Había mucha hambre y el pueblo había sufrido muchas injusticias desde que Centella tenía el poder.

Una noche después de cenar me llamó mi abuelo. Se veía mucha preocupación en su semblante.
-Orión. Necesito hablar contigo- me llamo nervioso.
-¿Que pasa abuelo? -le pregunté.
-Estoy muy inquieto. En Atlántida puede ocurrir cualquier cosa. Necesito que tomes este libro, y lo guardes con mucho cuidado. Es muy valioso. Ya eres mayor, y tienes más noción de cómo utilizar su contenido. Confió en tu prudencia. Jamás y nunca debe caer en manos de Centella y sus secuaces- me dijo muy inquieto.

Lo tomé en mis manos y lo empecé a hojear con mucha curiosidad. Era un viejo libro de pergamino escrito con una pluma de tinta negra fácil de comprender. Tenía diseños de armas, invenciones tecnológicas como el acerca-estrellas, y un conjunto de recetas de infusiones para aliviar enfermedades. Era un libro precioso. Nunca había visto un libro tan bello. Sus ilustraciones estaban llenos de detalles, y pude divisar en las últimas páginas narraciones de nuestras tradiciones e historia. Se veía que se había escrito con mucho trabajo y a lo largo de muchos años.

-Te das cuenta porqué quiero que lo conserves- me dijo mi abuelo. – Sé que tienes una espada escondida en el baúl de tu habitación, pronto tendrás que usarla.

Yo estaba sorprendido. Nunca pensé que mi abuelo supiese de la existiese de la existencia de la espada. Indudablemente, me conocía más de lo que me imaginaba.

-Abuelo, ¿Tu escribiste todas estas páginas? ¿De dónde sacaste tanta información?- le pregunté con avidez.
- Hijo, yo no viví siempre en Atlántida. Parte de mi juventud las viví en Orsea. Es una de las islas cercanas de Atlántida. Lo cierto es, que por motivos personales tuve que emigrar a Atlántida. Aquí es donde conocí a tu abuela, y fuimos muy felices durante muchos años. Cuando murieron tus padres, yo me prometí encargarme de ti, y cuidarte. Pero ya eres un hombre- dijo mi abuelo con tristeza. -Mucha de la información se encuentra escrita en el libro. La gran mayoría son legados de sacerdotes y estudiosos de ciencias. No quería que la información se perdiese así que la transcribí toda en este libro. Yo ya soy viejo, y no podré estar siempre contigo. Tienes que prometerme que te cuidaras de Centella. Es un hombre perverso.

-¡No digas eso abuelo! Todavía te falta algunos años por vivir, pero te prometo que cuidaré del libro, y seré muy vigilante de su contenido- le dije para tranquilizarlo
Mi abuelo sonrió y me dio un gran abrazo. Sabía que mi abuelo tenía muchos años de vida, pero era el único familiar que me quedaba. Tenía ya 75 años, y tenía una lucidez mental muy poco frecuente. No me imaginaba mi vida sin mi abuelo.
-Hijo, no pensemos en situaciones que no han pasado todavía. Solo el Dios Solaris sabrá cuando mi jornada de vida llegará a su fin- me dijo con cariño. – Estoy un poco cansado, iré a descansar a mi habitación. No olvides todo de lo que hemos platicado.

Mi abuelo me entregó el libro, y lo guardé en el mismo baúl en donde se encontraba oculta mi espada. No me imaginaba que pronto la necesitaría


Continuará…………………………

4 comentarios:

  1. una historia bonita.
    La confianza del abuelo en el nieto es muy grande.
    Me alegro de leerte. Espero la continuación.

    Un saludo cordial^^
    acompanado de un abrazo fuerte^^

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  2. hola Judith,
    bonito nombre.
    Soy Rebecca y te encontré donde nuestro amigo común Jaime López.
    Venezuela ..........un bonito país, que pasa en este momento por etapa difícil.

    Ya te sigo. Te invito a leer en mis blogs. Hablo también en ellos de mis impresiones y mis suenos.

    Hasta pronto^^
    RR

    El conejito tuyo se parece a "Tambor" de Bambi.
    verdad?

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  3. Gracias por visitarme en mi blog.
    Me gusta el tuyo. Tienes unos textos muy bonitos.
    Saludos,

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  4. Vaya. No soy yo esa bailarina descalza. Que conste. Menos mal que me conoces.
    Es fantástico este capítulo. Ya lo he leído también.
    Sabes que yo no firmo anónimos y, bueno. Hay muchas coincidencias por ahí.
    En mi blog también pasa.
    Sigues muy bien tu relato. A un ritmo maravilloso. Eres una gran escritora, Judith.

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