viernes, 19 de mayo de 2017

La voz del Universo




Carlos era un niño como cualquier otro. Le encantaba jugar con su tableta, disfrutaba de jugar con los video juegos, y practicar  futbol todos los domingos en la tarde con sus amigos. Sin embargo, él tenía un gran secreto. Sentía una gran pasión por la Astronomía, y tenía un gran interés por conocer todos los secretos del Universo, y sus misterios.

Sus padres vivían en otro mundo ocupándose de su rutina diaria, y cumpliendo sus responsabilidades laborales. Se encontraban tan concentrados en su vida de día a día que no se percataron nunca del interés de su hijo por la Astronomía y el Cosmos. El sueño del niño era adquirir un Telescopio para poder visualizar el firmamento más de cerca en las noches, pero ¿Cómo haría? Sabía que eran muy caros, y estaban fuera del presupuesto de sus padres, y él no tenía tampoco dinero para un gasto tan grande así que se conformó con visualizar los documentales en la televisión.

Sin embargo, inesperadamente se le presento una gran oportunidad. En la escuela se trabajaba mucho con las comunidades, y se había planificado la exposición de representantes que trabajaban en diferentes roles, y entre ellos asistieron investigadores en Ciencias como un Astrónomo que provenía del Observatorio Nacional  Kitt Peak. Eso contento mucho a Carlos, y escucho con ávido interés toda la exposición del investigador. El observatorio se encontraba muy equipado. No solo poseían inmensos Telescopios bien equipados sino había registrado los sonidos de los planetas cercanos a la tierra mediante ondas de Plasmas. Este descubrimiento intrigo mucho a Carlos. El Investigador insistía con seguridad que el universo tiene su propia voz, y si escuchamos con detenimiento podemos detectar un coro musical en cada uno de los astros, planetas y estrellas.
La profesora María además les tenía una sorpresa a sus alumnos que los muchachos no esperaban.
-Muchachos, él es el profesor Smith. Él trabaja en el Observatorio Astronómico de Kitt Peak, y les tiene una propuesta a todos ustedes. Escúchenlo con atención. Sé que les encantara- dijo la profesora sonriendo.
-Hola muchachos. Para mí es muy grato ponerme en contacto con gente joven. Sé que todos ustedes tienen muchas preguntas, y que la pasión de observar el firmamento en las noches es de muchos. Por ello les tengo una propuesta. Necesitamos unos pasantes para verano que nos ayuden a mis colegas, y que estén por supuesto a aprender, pero  para ello necesito que los interesados me hagan un pequeño escrito acerca del porque los apasiona la Astronomía, y que les gustaría aprender con nosotros.
Carlos tenía tantas preguntas, y no sabía cómo empezar.
-¿Por cuánto sería la pasantía? ¿Dónde viviríamos? ¿Cómo pagaríamos la comida?- pregunto Carlos curioso y entusiasmado.
- La pasantía seria por tres meses. En el centro hay suficiente espacio para dormir, y la comida la pondremos  nosotros. Realmente necesitamos gente joven que nos ofrezca nuevos puntos de vista en nuestras investigaciones. Por los momentos tienen que concentrarse en elaborar el ensayo. – respondió el profesor.
-Pero ¿Cómo se manejaría el permiso con nuestros padres?- pregunto el muchacho.
-Llegaremos a eso después más adelante cuando los pasantes hayan sido seleccionados.
Carlos no era el único que sentía esa pasión. Gran parte de sus compañeros también sentían esa curiosidad por la Astronomía. Lograr la pasantía no sería fácil, pero eso no desmayo sus ideas de luchar por su sueño.

El corazón de Carlos latía fuertemente. Estaba tan emocionado, y contento. Nunca pensó que se le iba a presentar una oportunidad de ese género.
-Bueno, muchachos les dejo esa tarea. Espero que todos se entusiasmen- dijo el profesor despidiéndose de la clase.
La profesora también estaba muy contenta. Involucrarse en este tipo de actividades en un gran estímulo y reto para sus alumnos. Realmente no cabía de gozo.
-¿Alguna pregunta del trabajo que les asigno el profesor Smith? Recuerden que tiene que ser excelente para optar a la pasantía. Recibiré los trabajos en un mes, así que esmérense -dijo la profesora.
Durante el receso todos los muchachos hablaban del trabajo.
-Eso va ser pan comido- dijo Luis, quien tenía una vasta biblioteca de astronomía en su casa.
-No cantes victoria. Tienes competencia- dijo Luisa señalando a Carlos.
-Él ni siquiera un Telescopio, además sus padres no se lo permitirían- respondió despectivamente.
-Eso lo veremos. Podría darte una sorpresa- respondió Carlos
Los demás ignoraron los comentarios de Luis, sabía que podía ser muy antipático. Sabían que Carlos podía ser un fiero competidor contra Luis. Lo conocían bien, era de las pocas personas que cuando querían lograr algo no descansaba hasta conseguirlo.
El muchacho llego a su casa muy emocionado. Por los momentos no quería decirles nada a sus padres. Se fue directamente a su habitación, y saco su libreta.
¿De qué escribiré? Definirla es muy fácil, pero tiene tantas implicaciones. El Universo es tan grande y abarca un sin número de fenómenos celestes, es lo que más me llama la atención,  pero lo que más me intrigó fueron las palabras del Astrónomo: “El Lenguaje del Universo”. Debe ser muy interesante oír grabaciones de otros planetas e incluso del mismo sol. Leí en una revista que se podía hacer, y que sin ir muy lejos la misma Tierra late como si tuviera un corazón propio, pero es solo una teoría, y con todos esos pensamientos Carlos se puso manos a la obra.
Sin embargo, el muchacho no solo se esmeró en realizar la composición. Después de que elaboro su borrador ya contento con lo que había escrito, tomo un cuaderno y lo decoro con un paisaje del Cosmos tomando como referencia unas fotografías tomadas del telescopio Hubble. Carlos quedo muy contento con su trabajo, estaba muy convencido de que tenía una gran oportunidad de ganar la pasantía.

La fecha de entrega de los cuadernos llego pronto. Todos los muchachos del salón se habían involucrado, y algunas niñas. Fue una gran experiencia para el grupo.
-Veo que han trabajado muy bien. Muchos cuadernos están impecables. Me comunicaré con el Director para enviárselo al profesor lo más pronto posible- dijo la profesora.
Todo el grupo estaba muy emocionado. Se preguntaban ¿Quién ganaría? Todos habían trabajado muy duro. Solo había un cupo de cinco pasantes.

El material llego pronto al Astrónomo, y al revisar los trabajos quedo muy satisfecho. Todos estaban muy buenos, pero había algunos que se habían destacado más. Le gusto el de Carlos, una niña llamada Luisa, Pedro, y Luis que no le convencía mucho porque se notaba que lo habían ayudado muchos sus padres.

Antes de llegar las vacaciones escolares, el Astrónomo llego a la escuela, y les dio las buenas nuevas a los alumnos. Les entrego a los ganadores una perisología para ser entregada a sus padres ya que la pasantía se iba desarrollar en tres meses.
-Los ganadores tienen que hablar rápidamente con sus padres ya que de ello depende que puedan ejercer la pasantía. No creo que haya problema. Estoy deseoso de tenerlos en el Observatorio-
Carlos permanecía cabizbajo. No sabía cómo comunicarse con sus padres. Ellos ni tenían idea de su pasión por la astronomía.
El profesor observo directamente al muchacho.
-¿Te pasa algo? Tu trabajo es uno de los mejores, y me encantaría tenerte allá- dijo el investigador.
-Mis padres no saben nada, y ni siquiera saben de mi interés por la Astronomía. No sé si me lo permitirán.- respondió con tristeza.
-Le voy a dejar mi teléfono a tu profesora en caso de cualquiera dificultad- le dijo amablemente.
A la salida de la escuela, Carlos llego muy emocionado a su casa. Sus padres estaban esperándolos para comer, y entonces fue cuando el muchacho les comunico todo.
Su madre se puso muy contenta. No se imaginaba que su hijo iba a llegar tan lejos.
-Te felicito hijo, haremos todo lo posible para que vayas- le dijo su madre cariñosamente.
En cambio su padre estaba muy dudoso. No le gustaba tener el muchacho lejos, era muy desconfiado, no sabía qué clase de personas eran
-Yo creía que solo te interesaba el deporte. Eso son palabras  mayores. Sabes que no te podemos costear el pasaje y la estadía- dijo su padre severamente
-Eso lo paga el observatorio-dijo el muchacho.
-Veremos, tengo muchas dudas- dijo el padre del Carlos no muy convencido.
El muchacho se sintió tan mal que perdió el apetito, y pidió permiso para irse a su cuarto sin antes manifestarle que siempre había sonado una oportunidad como esa. Había trabajado muy duro para ganar la pasantía.
-Luis deja que el muchacho vaya. Son solo tres meses, y a lo mejor es bueno para él, y su futuro- dijo la madre de Carlos.
-No estoy seguro. Además si ese investigador enamora a Carlos con la carrera, ¿Cómo podremos pagárselo?-
-Realmente no sabemos que va pasar. Son solo tres meses-
-Lo pensaré- dijo su padre firmemente en su decisión.
Carlos pasó los siguientes días muy deprimido. Apenas ponía atención a las clases. La profesora se dio cuenta, hablo con él.
-Estas muy distraído últimamente ¿Qué te pasa? Deberías estar muy contento por la idea al observatorio-dijo su profesora
-No me van a dar permiso, mi padre está muy renuente. No le gusta tenerme lejos, y además no le interesan las Ciencias- dijo el muchacho tristemente.
-Me comunicaré con el Observatorio. No puedes perder esa oportunidad. Eres un estudiante muy inteligente, y no voy a dejar que te desanimes por ese contratiempo- dijo la profesora dándole un abrazo.
-Gracias profesora- dijo Carlos casi con lágrimas en los ojos.
La profesora no perdió tiempo. Sabía que el padre de Carlos era difícil, pero era una excelente oportunidad para el muchacho. El investigador se dio cuenta del problema, y fue muy comprensivo.
-Entiendo, sería una lástima, ese muchacho tiene un gran potencial. Deme su dirección que voy a ir a la casa de sus padres. Sé cómo manejarlo- dijo el investigador por el teléfono.
-Te tengo buenas noticias. El profesor va hablar con tus padres el fin de semana- dijo la profesora.
Eso no se lo esperaba. Carlos estaba muy deseoso de ver la cara de su padre.
El fin de semana llego rápido, y una noche tocaron a la puerta.
-¿Quién será? Ya vamos a cenar- dijo gruñendo.
-Voy abrir- dijo la madre rápidamente.
Era nada más ni nada menos que el Astrónomo. Ahora, ¿Qué pasaría?
-Soy el profesor Smith. Trabajo en el observatorio Kitt Peak, y su hijo gano una pasantía por tres meses. El muchacho me dijo que no lo van a dejar ir. Es una tristeza, tiene un gran potencial. Yo diría que su trabajo fue el mejor-
-Es mucho tiempo dijo su padre. Además, si hay gastos de comida no podemos pagárselo-
-¿Carlos no les comunico nada? Todo eso va por cuenta nuestra, el pasaje, estadía y comida, inclusive si quieren asistir un fin de semana les enseñaríamos los alrededores- dijo el investigador animando a los padres.
- No ves que el muchacho se muere por ir. Además, esta oportunidad no se presenta todos los días. Deberías estar orgulloso de tener un hijo tan inteligente- dijo la madre
El padre de Carlos dudo bastante hasta que accedió.
-Eso sí, el primer fin de semana queremos ver como esta nuestro hijo-
-Aquí le dejo mi teléfono. Espero que no haya ningún problema- dijo el Astrónomo.
Carlos estaba tan contento que abrazo a su padre. Se sentía tan feliz.
-¿Por qué no me dijiste nunca nada? No sabía nada de tus intereses-
-No sabía cómo, siempre estabas ocupado- dijo el muchacho.
-Bueno, el próximo fin de semana nos vamos. Es un largo viaje. Mandare a mis colegas con el transporte para buscarlos a todos- dijo el profesor
Carlos acompaño al investigador hasta la puerta hasta donde se despidió con cariño del muchacho.
-Lo importante es ahora organizarse. Hijo, tienes que contarnos todo aquello que te motiva. Siempre estaremos para apoyarte aunque no lo entendamos- dijo su padre.
-Ahora, ve a descansar- dijo su madre
Llegaron pronto las vacaciones, y el bus recogió a los muchachos para llevarlos al observatorio. Todos estaban emocionados. Luis solo hablaba de como había trabajado en su cuaderno, y del Telescopio que tenía en casa. Tenía a los demás fastidiados. Carlos lo ignoro, se encontraba muy contento, y el insoportable de Luis no le iba arruinar su alegría.
La pasantía fue una gran experiencia para todos. Carlos aprendió a usar el Telescopio. Era tan emocionante ver las estrellas todas las noches, y decidió llevar un diario de sus observaciones. Ya se había familiarizado con todas las constelaciones, y el conocimiento de todos los fenómenos celestes. Permanecía despierto hasta tarde para disfrutar más de la experiencia.
Carlos le pidió al Astrónomo que le gustaría escuchar el sonido de los astros en las grabaciones registradas por el Hubble.
-Por supuesto. Vamos hacerlo juntos, y quiero escuchar todas tus opiniones-
Carlos escuchaba con atención las grabaciones. Para él era fascinante. Nunca se hubiese imaginado que el universo tuviese tantos sonidos.
-He leído que la Tierra también manifiesta sonidos por sus ondas electromagnéticas- dijo el muchacho.
-Es cierto. El Universo tiene su propia voz. Unos tan diferentes de otros. Incluso el mismo sol. Por ahora solo conocemos algunos ya que dependemos de los registros del Hubble- dijo el Astrónomo viendo la curiosidad del muchacho.
El profesor les exigió a todos llevar un diario, y se los revisaba semanalmente. Todos estaban muy buenos, pero el de Carlos era el  mejor.  El muchacho registro todo con diagramas muy detallados sus observaciones, y descripciones bien precisas acerca de las grabaciones del Hubble. Realmente era un placer percibir  en como disfrutaba aprender cada vez más  de las estrellas. Le recordaba como era de niño. El muchacho tenía mucho potencial.  Le gustaría trabajar  con él en el futuro. La pasantía llego a su fin. El investigador los felicito a todos, y los animo a todos a seguir trabajando en sus casas. Sabía que la mayoría tenían Telescopios personales.
-Fue muy divertido. He aprendido mucho- dijo Carlos con entusiasmo-
-Puedes seguir trabajando en casa- dijo amablemente
-No tengo un Telescopio- dijo el muchacho tristemente.
-Tus anotaciones son una de las mejores. Es una lástima- dijo el profesor.
Llego el día, y regresaron a sus respectivos hogares. Carlos no se cansaba de contarles a sus padres todo lo que había aprendido y disfrutado en la pasantía.
Un buen día  cuando llego Carlos de regreso de la escuela sus padres lo detuvieron.
-Siéntate, te tenemos una sorpresa- dijo el muchacho
-Recibimos un paquete del observatorio con esta tarjeta- dijo su madre
-¡Ábrelo! Estamos esperando- dijo su padre también nervioso.
Carlos abrió el paquete rápidamente. Era un Telescopio, y de los últimos que habían salido del mercado.
-El profesor quedo fascinado contigo, me dejo dicho que si sigues manteniendo interés en la Astronomía le gustaría trabajar contigo facilitándote al final de tu bachillerato una beca-dijo su madre muy emocionada.
Carlos no podía estar más contento. Había aprendido tanto en el Observatorio, y lo había disfrutado muchísimo. Era su sueño  hecho realidad. Por ello tenemos que luchar por lograr nuestros sueños en realidad a pesar de que las circunstancias no ayuden en el camino.

“Todo se logra con perseverancia, amor y dedicación porque es la única manera de abrir muchas puertas maravillosas en nuestro camino de vida”.

2 comentarios:

  1. Hola, Judith:
    Me ha gustado mucho tu cuento; da pie a luchar por los sueños y no abandonar.
    Carlos es un niño encantador: me parecía estar viéndolo. Cada vez tus personajes están más llenos de vida y son verdaderamente humanos.
    Gracias, pues me has dado ánimo y me lo has hecho pasar bien.
    Abrazos:
    Carol

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  2. Gracias amiga por pasar y leerme. Es un gusto que pases por mi casita

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