Carlos era un
niño como cualquier otro. Le encantaba jugar con su tableta, disfrutaba de
jugar con los video juegos, y practicar futbol todos los domingos en la tarde con sus
amigos. Sin embargo, él tenía un gran secreto. Sentía una gran pasión por la Astronomía,
y tenía un gran interés por conocer todos los secretos del Universo, y sus
misterios.
Sus padres vivían
en otro mundo ocupándose de su rutina diaria, y cumpliendo sus
responsabilidades laborales. Se encontraban tan concentrados en su vida de día
a día que no se percataron nunca del interés de su hijo por la Astronomía y el
Cosmos. El sueño del niño era adquirir un Telescopio para poder visualizar el
firmamento más de cerca en las noches, pero ¿Cómo haría? Sabía que eran muy
caros, y estaban fuera del presupuesto de sus padres, y él no tenía tampoco
dinero para un gasto tan grande así que se conformó con visualizar los
documentales en la televisión.
Sin embargo,
inesperadamente se le presento una gran oportunidad. En la escuela se trabajaba
mucho con las comunidades, y se había planificado la exposición de
representantes que trabajaban en diferentes roles, y entre ellos asistieron
investigadores en Ciencias como un Astrónomo que provenía del Observatorio
Nacional Kitt Peak. Eso contento mucho a
Carlos, y escucho con ávido interés toda la exposición del investigador. El
observatorio se encontraba muy equipado. No solo poseían inmensos Telescopios
bien equipados sino había registrado los sonidos de los planetas cercanos a la
tierra mediante ondas de Plasmas. Este descubrimiento intrigo mucho a Carlos.
El Investigador insistía con seguridad que el universo tiene su propia voz, y
si escuchamos con detenimiento podemos detectar un coro musical en cada uno de
los astros, planetas y estrellas.
La profesora
María además les tenía una sorpresa a sus alumnos que los muchachos no
esperaban.
-Muchachos, él
es el profesor Smith. Él trabaja en el Observatorio Astronómico de Kitt Peak, y
les tiene una propuesta a todos ustedes. Escúchenlo con atención. Sé que les
encantara- dijo la profesora sonriendo.
-Hola muchachos.
Para mí es muy grato ponerme en contacto con gente joven. Sé que todos ustedes
tienen muchas preguntas, y que la pasión de observar el firmamento en las
noches es de muchos. Por ello les tengo una propuesta. Necesitamos unos
pasantes para verano que nos ayuden a mis colegas, y que estén por supuesto a
aprender, pero para ello necesito que
los interesados me hagan un pequeño escrito acerca del porque los apasiona la
Astronomía, y que les gustaría aprender con nosotros.
Carlos tenía
tantas preguntas, y no sabía cómo empezar.
-¿Por cuánto sería
la pasantía? ¿Dónde viviríamos? ¿Cómo pagaríamos la comida?- pregunto Carlos
curioso y entusiasmado.
- La pasantía
seria por tres meses. En el centro hay suficiente espacio para dormir, y la
comida la pondremos nosotros. Realmente
necesitamos gente joven que nos ofrezca nuevos puntos de vista en nuestras
investigaciones. Por los momentos tienen que concentrarse en elaborar el
ensayo. – respondió el profesor.
-Pero ¿Cómo se
manejaría el permiso con nuestros padres?- pregunto el muchacho.
-Llegaremos a
eso después más adelante cuando los pasantes hayan sido seleccionados.
Carlos no era el
único que sentía esa pasión. Gran parte de sus compañeros también sentían esa
curiosidad por la Astronomía. Lograr la pasantía no sería fácil, pero eso no
desmayo sus ideas de luchar por su sueño.
El corazón de
Carlos latía fuertemente. Estaba tan emocionado, y contento. Nunca pensó que se
le iba a presentar una oportunidad de ese género.
-Bueno,
muchachos les dejo esa tarea. Espero que todos se entusiasmen- dijo el profesor
despidiéndose de la clase.
La profesora
también estaba muy contenta. Involucrarse en este tipo de actividades en un
gran estímulo y reto para sus alumnos. Realmente no cabía de gozo.
-¿Alguna
pregunta del trabajo que les asigno el profesor Smith? Recuerden que tiene que
ser excelente para optar a la pasantía. Recibiré los trabajos en un mes, así
que esmérense -dijo la profesora.
Durante el
receso todos los muchachos hablaban del trabajo.
-Eso va ser pan
comido- dijo Luis, quien tenía una vasta biblioteca de astronomía en su casa.
-No cantes
victoria. Tienes competencia- dijo Luisa señalando a Carlos.
-Él ni siquiera
un Telescopio, además sus padres no se lo permitirían- respondió
despectivamente.
-Eso lo veremos.
Podría darte una sorpresa- respondió Carlos
Los demás
ignoraron los comentarios de Luis, sabía que podía ser muy antipático. Sabían
que Carlos podía ser un fiero competidor contra Luis. Lo conocían bien, era de
las pocas personas que cuando querían lograr algo no descansaba hasta
conseguirlo.
El muchacho
llego a su casa muy emocionado. Por los momentos no quería decirles nada a sus
padres. Se fue directamente a su habitación, y saco su libreta.
¿De qué
escribiré? Definirla es muy fácil, pero tiene tantas implicaciones. El Universo
es tan grande y abarca un sin número de fenómenos celestes, es lo que más me llama
la atención, pero lo que más me intrigó
fueron las palabras del Astrónomo: “El Lenguaje del Universo”. Debe ser muy
interesante oír grabaciones de otros planetas e incluso del mismo sol. Leí en
una revista que se podía hacer, y que sin ir muy lejos la misma Tierra late
como si tuviera un corazón propio, pero es solo una teoría, y con todos esos
pensamientos Carlos se puso manos a la obra.
Sin embargo, el
muchacho no solo se esmeró en realizar la composición. Después de que elaboro
su borrador ya contento con lo que había escrito, tomo un cuaderno y lo decoro
con un paisaje del Cosmos tomando como referencia unas fotografías tomadas del
telescopio Hubble. Carlos quedo muy contento con su trabajo, estaba muy
convencido de que tenía una gran oportunidad de ganar la pasantía.
La fecha de
entrega de los cuadernos llego pronto. Todos los muchachos del salón se habían
involucrado, y algunas niñas. Fue una gran experiencia para el grupo.
-Veo que han
trabajado muy bien. Muchos cuadernos están impecables. Me comunicaré con el
Director para enviárselo al profesor lo más pronto posible- dijo la profesora.
Todo el grupo
estaba muy emocionado. Se preguntaban ¿Quién ganaría? Todos habían trabajado
muy duro. Solo había un cupo de cinco pasantes.
El material
llego pronto al Astrónomo, y al revisar los trabajos quedo muy satisfecho.
Todos estaban muy buenos, pero había algunos que se habían destacado más. Le
gusto el de Carlos, una niña llamada Luisa, Pedro, y Luis que no le convencía
mucho porque se notaba que lo habían ayudado muchos sus padres.
Antes de llegar
las vacaciones escolares, el Astrónomo llego a la escuela, y les dio las buenas
nuevas a los alumnos. Les entrego a los ganadores una perisología para ser
entregada a sus padres ya que la pasantía se iba desarrollar en tres meses.
-Los ganadores
tienen que hablar rápidamente con sus padres ya que de ello depende que puedan
ejercer la pasantía. No creo que haya problema. Estoy deseoso de tenerlos en el
Observatorio-
Carlos permanecía
cabizbajo. No sabía cómo comunicarse con sus padres. Ellos ni tenían idea de su
pasión por la astronomía.
El profesor
observo directamente al muchacho.
-¿Te pasa algo?
Tu trabajo es uno de los mejores, y me encantaría tenerte allá- dijo el
investigador.
-Mis padres no
saben nada, y ni siquiera saben de mi interés por la Astronomía. No sé si me lo
permitirán.- respondió con tristeza.
-Le voy a dejar
mi teléfono a tu profesora en caso de cualquiera dificultad- le dijo
amablemente.
A la salida de
la escuela, Carlos llego muy emocionado a su casa. Sus padres estaban
esperándolos para comer, y entonces fue cuando el muchacho les comunico todo.
Su madre se puso
muy contenta. No se imaginaba que su hijo iba a llegar tan lejos.
-Te felicito
hijo, haremos todo lo posible para que vayas- le dijo su madre cariñosamente.
En cambio su
padre estaba muy dudoso. No le gustaba tener el muchacho lejos, era muy
desconfiado, no sabía qué clase de personas eran
-Yo creía que
solo te interesaba el deporte. Eso son palabras
mayores. Sabes que no te podemos costear el pasaje y la estadía- dijo su
padre severamente
-Eso lo paga el
observatorio-dijo el muchacho.
-Veremos, tengo
muchas dudas- dijo el padre del Carlos no muy convencido.
El muchacho se
sintió tan mal que perdió el apetito, y pidió permiso para irse a su cuarto sin
antes manifestarle que siempre había sonado una oportunidad como esa. Había
trabajado muy duro para ganar la pasantía.
-Luis deja que
el muchacho vaya. Son solo tres meses, y a lo mejor es bueno para él, y su
futuro- dijo la madre de Carlos.
-No estoy
seguro. Además si ese investigador enamora a Carlos con la carrera, ¿Cómo
podremos pagárselo?-
-Realmente no
sabemos que va pasar. Son solo tres meses-
-Lo pensaré-
dijo su padre firmemente en su decisión.
Carlos pasó los
siguientes días muy deprimido. Apenas ponía atención a las clases. La profesora
se dio cuenta, hablo con él.
-Estas muy
distraído últimamente ¿Qué te pasa? Deberías estar muy contento por la idea al
observatorio-dijo su profesora
-No me van a dar
permiso, mi padre está muy renuente. No le gusta tenerme lejos, y además no le
interesan las Ciencias- dijo el muchacho tristemente.
-Me comunicaré
con el Observatorio. No puedes perder esa oportunidad. Eres un estudiante muy
inteligente, y no voy a dejar que te desanimes por ese contratiempo- dijo la
profesora dándole un abrazo.
-Gracias
profesora- dijo Carlos casi con lágrimas en los ojos.
La profesora no
perdió tiempo. Sabía que el padre de Carlos era difícil, pero era una excelente
oportunidad para el muchacho. El investigador se dio cuenta del problema, y fue
muy comprensivo.
-Entiendo, sería
una lástima, ese muchacho tiene un gran potencial. Deme su dirección que voy a
ir a la casa de sus padres. Sé cómo manejarlo- dijo el investigador por el
teléfono.
-Te tengo buenas
noticias. El profesor va hablar con tus padres el fin de semana- dijo la
profesora.
Eso no se lo
esperaba. Carlos estaba muy deseoso de ver la cara de su padre.
El fin de semana
llego rápido, y una noche tocaron a la puerta.
-¿Quién será? Ya
vamos a cenar- dijo gruñendo.
-Voy abrir- dijo
la madre rápidamente.
Era nada más ni
nada menos que el Astrónomo. Ahora, ¿Qué pasaría?
-Soy el profesor
Smith. Trabajo en el observatorio Kitt Peak, y su hijo gano una pasantía por
tres meses. El muchacho me dijo que no lo van a dejar ir. Es una tristeza,
tiene un gran potencial. Yo diría que su trabajo fue el mejor-
-Es mucho tiempo
dijo su padre. Además, si hay gastos de comida no podemos pagárselo-
-¿Carlos no les
comunico nada? Todo eso va por cuenta nuestra, el pasaje, estadía y comida,
inclusive si quieren asistir un fin de semana les enseñaríamos los alrededores-
dijo el investigador animando a los padres.
- No ves que el
muchacho se muere por ir. Además, esta oportunidad no se presenta todos los días.
Deberías estar orgulloso de tener un hijo tan inteligente- dijo la madre
El padre de
Carlos dudo bastante hasta que accedió.
-Eso sí, el
primer fin de semana queremos ver como esta nuestro hijo-
-Aquí le dejo mi
teléfono. Espero que no haya ningún problema- dijo el Astrónomo.
Carlos estaba
tan contento que abrazo a su padre. Se sentía tan feliz.
-¿Por qué no me
dijiste nunca nada? No sabía nada de tus intereses-
-No sabía cómo,
siempre estabas ocupado- dijo el muchacho.
-Bueno, el
próximo fin de semana nos vamos. Es un largo viaje. Mandare a mis colegas con
el transporte para buscarlos a todos- dijo el profesor
Carlos acompaño
al investigador hasta la puerta hasta donde se despidió con cariño del
muchacho.
-Lo importante
es ahora organizarse. Hijo, tienes que contarnos todo aquello que te motiva.
Siempre estaremos para apoyarte aunque no lo entendamos- dijo su padre.
-Ahora, ve a
descansar- dijo su madre
Llegaron pronto
las vacaciones, y el bus recogió a los muchachos para llevarlos al
observatorio. Todos estaban emocionados. Luis solo hablaba de como había
trabajado en su cuaderno, y del Telescopio que tenía en casa. Tenía a los demás
fastidiados. Carlos lo ignoro, se encontraba muy contento, y el insoportable de
Luis no le iba arruinar su alegría.
La pasantía fue
una gran experiencia para todos. Carlos aprendió a usar el Telescopio. Era tan
emocionante ver las estrellas todas las noches, y decidió llevar un diario de
sus observaciones. Ya se había familiarizado con todas las constelaciones, y el
conocimiento de todos los fenómenos celestes. Permanecía despierto hasta tarde
para disfrutar más de la experiencia.
Carlos le pidió
al Astrónomo que le gustaría escuchar el sonido de los astros en las
grabaciones registradas por el Hubble.
-Por supuesto.
Vamos hacerlo juntos, y quiero escuchar todas tus opiniones-
Carlos escuchaba
con atención las grabaciones. Para él era fascinante. Nunca se hubiese
imaginado que el universo tuviese tantos sonidos.
-He leído que la
Tierra también manifiesta sonidos por sus ondas electromagnéticas- dijo el
muchacho.
-Es cierto. El
Universo tiene su propia voz. Unos tan diferentes de otros. Incluso el mismo
sol. Por ahora solo conocemos algunos ya que dependemos de los registros del
Hubble- dijo el Astrónomo viendo la curiosidad del muchacho.
El profesor les
exigió a todos llevar un diario, y se los revisaba semanalmente. Todos estaban
muy buenos, pero el de Carlos era el
mejor. El muchacho registro todo
con diagramas muy detallados sus observaciones, y descripciones bien precisas
acerca de las grabaciones del Hubble. Realmente era un placer percibir en como disfrutaba aprender cada vez más de las estrellas. Le recordaba como era de niño.
El muchacho tenía mucho potencial. Le
gustaría trabajar con él en el futuro.
La pasantía llego a su fin. El investigador los felicito a todos, y los animo a
todos a seguir trabajando en sus casas. Sabía que la mayoría tenían Telescopios
personales.
-Fue muy
divertido. He aprendido mucho- dijo Carlos con entusiasmo-
-Puedes seguir trabajando
en casa- dijo amablemente
-No tengo un
Telescopio- dijo el muchacho tristemente.
-Tus anotaciones
son una de las mejores. Es una lástima- dijo el profesor.
Llego el día, y
regresaron a sus respectivos hogares. Carlos no se cansaba de contarles a sus
padres todo lo que había aprendido y disfrutado en la pasantía.
Un buen día cuando llego Carlos de regreso de la escuela
sus padres lo detuvieron.
-Siéntate, te
tenemos una sorpresa- dijo el muchacho
-Recibimos un
paquete del observatorio con esta tarjeta- dijo su madre
-¡Ábrelo!
Estamos esperando- dijo su padre también nervioso.
Carlos abrió el
paquete rápidamente. Era un Telescopio, y de los últimos que habían salido del
mercado.
-El profesor
quedo fascinado contigo, me dejo dicho que si sigues manteniendo interés en la Astronomía
le gustaría trabajar contigo facilitándote al final de tu bachillerato una
beca-dijo su madre muy emocionada.
Carlos no podía
estar más contento. Había aprendido tanto en el Observatorio, y lo había
disfrutado muchísimo. Era su sueño hecho
realidad. Por ello tenemos que luchar por lograr nuestros sueños en realidad a
pesar de que las circunstancias no ayuden en el camino.
“Todo se logra con perseverancia, amor y
dedicación porque es la única manera de abrir muchas puertas maravillosas en
nuestro camino de vida”.
Hola, Judith:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu cuento; da pie a luchar por los sueños y no abandonar.
Carlos es un niño encantador: me parecía estar viéndolo. Cada vez tus personajes están más llenos de vida y son verdaderamente humanos.
Gracias, pues me has dado ánimo y me lo has hecho pasar bien.
Abrazos:
Carol
Gracias amiga por pasar y leerme. Es un gusto que pases por mi casita
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